"La educación no cambia al mundo, cambia a las personas que van a cambiar al mundo", Paulo Freire
Muy buenas tardes, autoridades universitarias, compañeras y compañeros, familiares y amigos que nos acompañan. Ante todo, muchas gracias por estar hoy aquí, compartiendo con nosotros este momento tan especial.
Hoy celebramos con alegría el haber concluido satisfactoriamente nuestra carrera universitaria. El esfuerzo de varios años de dedicación, estudio y aprendizaje culmina esta mañana y nos hace evocar todo lo vivido y compartido durante nuestro paso por la Universidad. Nostalgia por lo que dejamos atrás, satisfacción por el logro alcanzado e ilusión por lo que está por venir son sentimientos que se mezclan en nosotros y que, en definitiva, nos hacen pensar que todo lo experimentado en estos años ha valido la pena.
Si bien es cierto nos regocijamos por concluir una etapa más en nuestras vidas, no es posible afirmar que hoy terminamos algo que empezamos años atrás, al iniciar nuestra carrera universitaria. Por el contrario, hoy es cuando comienza el reto de consolidar nuestra vocación humanista, hacer palpable el compromiso de asumir responsablemente nuestra vida y forjarnos como profesionales para el servicio a los demás. Puede ser que al principio no hayamos tenido las aspiraciones que hoy nos motivan, pero tanto el aprendizaje dentro de las aulas como la convivencia en los pasillos hacen que no queramos convertirnos en cómplices del silencio, de la indiferencia, de la apatía, de la resignación.
Es por eso que hoy estamos invitados a asumir un reto en beneficio del bien común, en el que no solo procuremos nuestro bienestar, sino el de la mayoría. Este reto no es fácil por los obstáculos que existen; sin embargo, un ambiente social desalentador y un ambiente político plagado de corrupción no deben mermar nuestro deseo por insertarnos en la realidad y transformarla desde dentro. Por ello, el título que hoy recibimos nos llama, precisamente, a recuperar la esperanza y servir desde nuestra profesión. Nuestro título de Licenciatura en Comunicación Social o en Ciencias Jurídicas no debe utilizarse como medio de dominación ni para distanciarnos de la gente, sino todo lo contrario: implica transformarlo en instrumento de servicio desde la profesión en la que nos desarrollemos.
Hoy estamos llamados y capacitados a dar con generosidad. Ir contra corriente no es nada fácil, pero el estar aquí este día nos demuestra que con dedicación y empeño se puede alcanzar lo que nos propongamos. Contamos también con el legado de nuestros mártires, quienes con su ejemplo nos invitan a seguir una vida coherente, apegada a la causa de la justicia y nos animan a comprometernos con nuestra realidad de manera responsable. Así como lo manifestó Ignacio Ellacuría, "lo que queda por hacer es mucho (...) No basta con la crítica y la destrucción, sino que se precisa una construcción crítica que sirva de alternativa real". ¡Seamos esa alternativa real para poder mejorar nuestro país!, que necesita la suma de esfuerzos y voluntades para irse transformando.
Solo lograremos sentirnos capaces de transformar y aportar esperanza en la medida que no nos dejemos impresionar por las dificultades y trabajemos en conjunto. De hecho, esta celebración es también resultado de un esfuerzo colectivo. Por ello, en nombre de todos los graduados, quiero expresar mi gratitud hacia ustedes, familiares y amigos, que han estado y están con nosotros, que han compartido nuestro entusiasmo y nos han animado e incentivado a seguir adelante. Sin el apoyo y la confianza depositada en nosotros, no hubiésemos podido llegar aquí y decir "¡lo logramos!". Gracias también a nuestros catedráticos, en especial a aquellos que han sido verdaderos tutores y maestros para la vida; gracias al personal de la biblioteca, al administrativo y a todos aquellos que desde su área contribuyeron a que este día pudiera ser una realidad. Finalmente, gracias también a quienes por algún motivo no han podido acompañarnos este día, pero cuyo respaldo ha sido importante para nosotros y nos alienta a seguir avanzando en este reto de formarnos de manera integral.
Estimados, quizá el desafío más grande que enfrentaremos ahora será mantenernos íntegros y coherentes, pero estamos invitados a no desanimarnos, a que en nuestro día a día concretemos el reto de comunicar verdad y procurar justicia, a que, como dijo el padre Arrupe, no nos resignemos a que cuando muramos el mundo siga como si no hubiésemos vivido. Apasionémonos por lo que hacemos, renovemos nuestra sociedad poniendo a su servicio los conocimientos que hemos adquirido. Seamos no "los mejores profesionales del mundo, sino los mejores profesionales para el mundo".
San Francisco Xavier decía que "aunque nadie ha podido regresar atrás y hacer un nuevo comienzo, cualquiera puede recomenzar ahora y hacer un nuevo final". Celebremos y comprometámonos a construir ese nuevo final. ¡Felicidades!