Discurso del representante de las facultades de Ciencias Económicas y Empresariales, y de Postgrados

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Danis Cruz
26/05/2018

Buenas noches, distinguidas autoridades que presiden la mesa de honor, estimados profesores, queridos padres de familia, compañeros, amigos. A todas y todos, un enorme agradecimiento por estar aquí y acompañarnos en este momento tan especial para nosotros.

En nuestras memorias tenemos presente el día en que ingresamos a esta prestigiosa universidad, que nos abrió sus puertas y marcó nuestra vida; llenos de emociones, curiosidades y profunda sed de conocimiento, nos abocamos a la ardua tarea de culminar nuestros estudios. Así, hoy todos coincidimos al sentir que nuestra universidad, la UCA, y cada una de las personas que integran su claustro tienen un toque especial y único que nos ayudó a incrementar nuestra capacidad de comprender la realidad.

Hoy celebramos el fin de un ciclo importante y especial en nuestra vida, y por ello no podemos dejar de rendir justo homenaje a esos extraordinarios maestros que con su acompañamiento, apoyo y generosidad nos guiaron en la adquisición de nuevos conocimientos, los cuales, como en la parábola de los talentos, tenemos que aprovechar para dar frutos abundantes, para mejorar, para producir, para ser ejemplo de justicia, para aportar orden y, sobre todo, para dar a cada parte de nuestra vida el tiempo necesario. Entre más conocimientos adquirimos, mejor podemos servir a los demás.

Queridos compañeros, me gustaría pedirles que reflexionemos juntos sobre las condiciones del país que nos recibe como profesionales y en el que ejercemos nuestra carrera. Necesitamos convencernos de que para lograr un desarrollo profesional exitoso, es absolutamente imprescindible tener una fe firme en El Salvador.

¿Cómo no tener fe en un país donde las mujeres han decidido empoderarse de sus derechos y ejercen un papel protagónico en la cultura, la política, la empresa privada? ¿Cómo no tener fe en un país donde la gente quiere prepararse para forjar un mejor futuro y, pese a las adversidades, lucha por alcanzar la verdad a través de la educación? ¿Cómo no tener fe en un país que cuenta con profesionales creativos que no paran de actualizar sus conocimientos? ¿Cómo no tener fe en un país que superó un conflicto armado y se encaminó en la ruta de la democracia y la paz?

¿Podemos decir que somos aquel país de las sonrisas que un día nos plantearon? No, no lo somos, pero sí el país de las oportunidades. ¿Tenemos pendiente grandes retos? Sí, tenemos grandes retos pendientes. ¿Hay que mejorar la calidad de la salud, la educación y los servicios básicos para la población? ¿Mejorar el ambiente de inversión y los niveles de seguridad? Por supuesto. Ese es parte de nuestro desafío y de nuestra responsabilidad por tener el privilegio de poseer una carrera profesional.

Por tanto, compañeros graduados, no tengamos miedo. No tengamos miedo de participar, no tengamos miedo de asumir nuestras responsabilidades, no tengamos miedo de invertir tiempo, conocimientos, recursos y esfuerzos en este país que hoy nos necesita más que nunca.

Tenemos el compromiso de ser “embajadores ad honorem” de la obra que a diario realiza esta prestigiosa universidad. Aceptemos con alegría el espléndido estímulo de estar aquí, en el Auditorio “Ignacio Ellacuría”, símbolo de todos los caminos recorridos como discípulos de esta casa.

Hemos realizado grandes esfuerzos para compartir este momento con nuestros seres queridos y amigos; pero ello no hubiera sido posible sin la compañía, silenciosa, cálida, servicial y atenta, de nuestras familias: padres, pareja e hijos, quienes renunciaron a proyectos personales en pos de nuestros propios ideales. A todos ellos gracias por habernos brindado lo más sagrado que tenían para darnos: el tiempo y el amor necesarios para alcanzar nuestros sueños.

A todos los presentes, muchas gracias.

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