Honorables padre Rector y autoridades que presiden la mesa de honor, estimados catedráticos, queridos compañeros y compañeras, familiares y amigos, tengan todos muy buenas tardes en este día en que la alegría y los sentimientos de realización nos abrazan. Con honor, me dirijo a ustedes en nombre de mis compañeros de las licenciaturas en Ciencias Jurídicas y en Economía.
Esta universidad no solo nos ha dado herramientas técnicas y conocimientos académicos, también nos ha enseñado que únicamente el compromiso, la perseverancia, la entrega y el amor a la labor que cada uno realiza en la vida nos permiten ser plenamente humanos. Hoy se nos acumulan muchas emociones; nostalgia por lo que dejamos atrás, felicidad por lo que hoy logramos y expectativas por el porvenir. Estas emociones son expresión del esfuerzo, empeño y valentía que hemos tenido para mantenernos en pie, incluso en el fracaso. Ahora podemos decir que todo lo vivido ha valido la pena.
Este logro no habría sido posible alcanzarlo de forma individual; por ello, quiero agradecer a Dios y a las personas que Él puso en nuestro camino, principalmente a nuestros padres, madres, abuelos, tíos, novias, amigos. A nuestros compañeros con los que nos aferramos a un sueño para enfrentar las dificultades de la carrera, a quienes durante este proceso se convirtieron en verdaderos amigos o amigas, una amistad forjada por el trabajo y la lucha continua, por la solidaridad y la tolerancia.
De igual forma, quiero agradecer a nuestros catedráticos, principalmente a aquellos que influyeron en nuestras vidas por sus ideales y su coherencia, por su lucha ante un pensamiento predominantemente capitalista, individualista e inhumano. Asimismo, al personal administrativo y de mantenimiento, quienes se han esforzado para hacer de nuestra estancia en la UCA una experiencia placentera.
Ahora bien, compañeros, esta felicidad y este triunfo no se quedan aquí; el reconocimiento que ahora recibimos conlleva un gran compromiso. En El Salvador, la educación superior es un verdadero privilegio. Solo el 6.6% de la fuerza de trabajo cuenta con un título universitario. Ahora que somos profesionales en Derecho o en Economía, tenemos que estar conscientes de la sociedad en que vivimos; este país tan pequeño, pero tan nuestro; un país vulnerable, con altos índices de criminalidad, pobreza y desigualdad, atrapado en una dinámica de expulsión de compatriotas hacia el extranjero.
En esta realidad somos profesionales, y como privilegiados debemos responder a esta sociedad que nos necesita. Al salir de aquí, tendremos la oportunidad de poner nuestros conocimientos al servicio de los demás o al servicio de nuestro propio lucro. Cada quien lo hará en la medida en que se identifique con esta realidad, que necesita no solo profesionales capaces, sino, además, éticos y comprometidos con la justicia.
Entonces, compañeros, el reto que debemos asumir es transformar esta sociedad injusta, que destruye los sueños y anhelos de muchas personas. Debemos participar en la construcción de una sociedad de paz y armonía, con solidaridad y amor por el prójimo, principalmente por el oprimido.
Para responder a ese reto, propongámonos, como sugería el padre Ignacio Ellacuría, en primer lugar, ser profesionales cuestionadores y vehículos de proyección social; en segundo lugar, ser profesionales que conozcan la realidad y que planteen alternativas viables en respuesta a los graves problemas de la sociedad; y en tercer lugar, distinguirnos por el hábito del aprendizaje permanente, el rigor crítico, la disciplina mental y la hondura comprensiva en el tratamiento de los temas básicos.
La UCA, creo, debe buscar con fuerza aportar institucionalmente a este reto desde su política curricular, ya que, como planteaba el economista John Stuart Mill, el objetivo de la universidad no es enseñar el conocimiento requerido para ganarse el sustento de una manera particular. Su objetivo no es formar abogados, economistas, médicos o ingenieros hábiles, sino seres humanos capaces y cultos. Los profesionales son seres humanos antes que abogados, economistas, comerciantes o industriales. Y si a los estudiantes se les forma como seres humanos capaces y sensatos, serán por sí mismos abogados, economistas, comerciantes o industriales capaces y sensatos.
¡Muchas felicidades, compañeros y compañeras! Que Dios ilumine el camino que ahora estamos a punto de emprender como profesionales. Que cada día sea una oportunidad de lucha y compromiso con los más necesitados. Les deseo éxitos, alegrías y bendiciones. Muchas gracias.