En El Salvador se contabilizan más de medio millón de microempresas, la mayoría liderada por mujeres; sin embargo, poco se habla de la incidencia femenina en la economía del país. Muchas de estas mujeres realizan intensas jornadas de trabajo, sacrificando incluso su salud y su propia realización personal. El esfuerzo está en función de su negocio, porque de allí adquieren la sobrevivencia diaria.