Cientos de extranjeros cruzan nuestras fronteras, puertos y aeropuertos. Muchos de ellos lo hacen con la documentación requerida; otros, de forma ilegal; y un muy reducido grupo demanda asilo o refugio. Pese a que El Salvador posee leyes y ha firmado tratados internacionales que determinan los procedimientos a seguir, en los dos últimos casos la Policía y las autoridades de migración suelen violar los derechos de estas personas y los someten a tratos inhumanos y degradantes.