Centroamérica se ha convertido desde hace décadas en un corredor del narcotráfico, en punto de paso de la mercancía ilegal que va hacia el mercado estadounidense. Parte de esos cargamentos queda en suelo centroamericano, con el riesgo de que el fenómeno de la narcodependencia se incremente y genere más presión social y económica en los países del istmo.