La alternancia en el poder no se ha traducido en mejoras para los usuarios de los servicios públicos de salud. Pese a que cerca del 80 por ciento de la población acude a los hospitales públicos, ningún Gobierno ha mostrado interés en hacer una apuesta real para que las medicinas, los insumos hospitalarios y el equipo humano cubran la demanda y las necesidades de la gente.