La violencia que se vive en Guatemala, Honduras y El Salvador golpea con mayor fuerza a las mujeres, quienes deben de luchar el doble para proteger su vida y la de su grupo familiar. La carga económica y emocional que ello supone destruye su salud y sus sueños personales. Lo confirma el testimonio de víctimas de violencia intrafamiliar, de pandillas y de género.