Cuando se privatizó el sistema de pensiones salvadoreño, el Gobierno del expresidente Armando Calderón Sol, promotor de esta iniciativa en 1998, desplegó una campaña para justificar la medida. Una de las cosas que se dijo en aquel momento fue que los jubilados gozarían de una pensión digna y que sus ahorros tendría una mayor rentabilidad. Sin embargo, las reformas aprobadas recientemente por los diputados van en un rumbo contrario: bajas ganancias en los ahorros de más de dos millones de cotizantes.