Los salvadoreños descendemos de tres grandes grupos humanos: africano, europeo e indígena. Las tres herencias se manifiestan en los rostros de cada uno de nosotros. Sin embargo, vilipendiamos a todos los que no son de piel blanca y nos arrodillamos extasiados ante el ideal de belleza caucásico, ese que dice que solo son bellas, buenas y bondadosas las personas de piel blanca y ojos claros. ¿Por qué? La colonización española y las reformas liberales implementadas nos marcaron a todos; el racismo y el clasismo son dos de esas marcas.