A veces no dan ganas

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Benjamín Cuéllar
27/06/2013

Sobre lo que ocurre en el día a día, abundan los hechos para comentar. Pero no siempre dan ganas de hacerlo, pues la calidad de los mismos y la recurrente insensatez de sus protagonistas, así como las razones que esgrimen en su fallida pretensión de justificarlos, desmotivan. Al menos eso es lo que pasa cuando, por ejemplo, se ve una votación legislativa en la cual nombran para manejar la Corte de Cuentas de la República —tras dos meses de estar acéfala— a un par de personas cuya elección anterior fue declarada inconstitucional. Y este nuevo show parlamentario se realiza con los mismos vicios de la pasada elección, tras una payasada previa: Gregorio Sánchez Trejo y Javier Tránsito Bernal renunciaron horas antes a los cargos que, por inconstitucionalidad, ya no ocupaban en la institución. ¡Más de lo mismo!

Tampoco dan ganas de seguir cuestionando al consejo consultivo asesor para la defensa nacional, creado por el FMLN. Se podrá estar de acuerdo o no con las bondades de su existencia, que, según dicen, tiene que ver con la orientación de su fórmula presidencial en esta materia; también podrá discutirse la forma en que se dio a conocer públicamente (con bombo y platillo). Pero lo que no se puede ni se debe consentir es que su coordinador sea, en lo que se sabe a la fecha, un coronel retirado que estuvo presente el 15 de noviembre de 1989 en una reunión de oficiales donde se dio la orden de ejecutar al rector de la UCA sin dejar testigos.

Este nuevo asesor del FMLN, René Roberto López Morales, no se opuso ni alertó a las víctimas para evitar sus muertes; tampoco colaboró con la búsqueda de verdad y justicia, que tanta falta le hace al país. Y ahora resulta que, además, fue quien dio refugio en la antigua Guardia Nacional al grupo de militares acusados por el crimen ante la Audiencia Nacional de España y perseguidos por la Policía Internacional (Interpol). Esto cuando el coronel López Morales era comandante de la Brigada Especial de Seguridad Militar y, además, comandante departamental de San Salvador.

No era, como se dice, "ningún sencillo". Pero su solidaria y corporativa protección a los acusados no fue espontánea; según declaraciones suyas, obedeció "instrucciones del mando superior", aunque no dio nombres. Además, este oficial se niega a hablar del tema si no tiene el "permiso" de Roberto Lorenzana, diputado y secretario de Comunicaciones del partido en el Gobierno. Sin embargo, no hay que echarle solo a López Morales la culpa de no que no se haya extraditado y juzgado en España a sus colegas. También tuvo participación importante una infame mayoría en la Corte Suprema de Justicia, que inventó increíbles argumentos para impedir la extradición. Pero eso que ya es costumbre, a veces también le quita las ganas a uno de comentarlo.

Sin embargo, hay algo que no desmotiva la reflexión, sino que además invita a la denuncia. Se trata de la necia posición de la dirigencia del FMLN ante la historia y el rol de su nuevo asesor en defensa nacional. Comenzó Nidia Díaz, quien no negó la presencia de López Morales en la reunión realizada horas antes de la masacre en la UCA; lo que pobremente sostuvo es que el militar no ha sido acusado en la Audiencia Nacional de España. Antes y ahora, hay que decirlo, nadie lo ha señalado como autor intelectual o material de ese crimen contra la humanidad. Ni la Comisión de la Verdad ni desde la UCA. Lo que se desprende del informe de la primera y se argumenta desde la segunda es que, como se dijo antes, pudo dar aviso y no lo hizo; también pudo revelar hechos y nombres a la Comisión de la Verdad, los tribunales nacionales y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, pero decidió guardar silencio.

El caso es que ahora el asesor niega haber estado en esa reunión y, por tanto, rechaza lo dicho sobre él en el informe de la Comisión de la Verdad. Por cierto, el 20 de marzo de este año se presentó una nueva edición del informe, a iniciativa, según Díaz, del candidato del FMLN a la Presidencia de la República, Salvador Sánchez Cerén. En el acto, Díaz leyó parte del texto que Sánchez Cerén escribió como prólogo del documento: "La publicación del informe De la locura a la esperanza, en el marco del veinte aniversario de su presentación pública, es un acto de coherencia con esta visión del cambio que reconoce la memoria histórica, la dignidad de las víctimas y sus derechos humanos". He allí la palabra clave en boca del candidato: "coherencia". ¿Es coherente con la dignidad de las víctimas y el respeto de sus derechos sostener que el nombramiento del coronel López Morales como asesor de su fórmula presidencial es un signo de reconciliación nacional? Porque eso es lo que hoy dicen Roberto Lorenzana y Nidia Díaz, junto a su colega Manuel Melgar. Díaz declaró hace poco que lo "importante es lograr superar la impunidad"; lo hizo en el marco de la condena del dictador y genocida guatemalteco Efraín Ríos Montt.

Pero hace un poco más de tiempo, casi dos años atrás, su partido se pronunció también sobre el tema a propósito de la masacre en la UCA; lo hizo un día después de que su ahora asesor escondiera al grupo de acusados de haberla ordenado y ejecutado. ¿Qué dijo el FMLN el 8 de agosto de 2011? Que estaba "programáticamente comprometido con la verdad, el respeto de los derechos humanos, la aplicación de la justicia que incluye el resarcimiento moral de las víctimas, como elementos que conduzcan al logro del gran objetivo de la reconciliación nacional, establecido en los Acuerdos de Paz".

Pero de ese día a la fecha, lo que sostiene Lorenzana es lo siguiente: "Confiamos en el coronel y esto debe ser leído como un acto de reconciliación de dos partes que antes estuvieron en conflicto". Y su compañero Melgar dice que este paso dado en el marco de la campaña electoral "hay que verlo como un acto de madurez y reconciliación". ¿Son coherentes estas declaraciones con el pronunciamiento oficial del partido en agosto de 2011 o con las de Nidia Díaz en el marco del caso guatemalteco? ¿Con qué mensaje debe quedarse la gente, sobre todo las víctimas de las atrocidades aún impunes?

La coherente práctica de una politiquería barata por parte de los partidos quita las ganas de comentar el acontecer político. Pero la incoherencia en nombre de altos objetivos, como la reconciliación nacional —aunque solo se dé entre algunos excombatientes que ahora disfrutan de un cómodo descanso—, provoca muchas y muy fuertes ganas de denuncia, para impedir que siga la fiesta de otros malacates.

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