Como se sabe, hace dos años, la Universidad optó por un desarrollo en TIC basado en software libre, lo cual no ha estado libre de inconvenientes. Quizá el principal ha sido la falta de conocimiento sobre qué es el software libre y, junto a ello, la preocupación normal sobre la conveniencia de usar estas tecnologías. No pretendo aclarar las interrogantes sobre el tema, pero sí poner en la discusión la reflexión sobre el conocimiento, es decir, ¿cómo la UCA debe gestionar tanto el conocimiento producido dentro de ella como el que es resultado del talento humano ajeno?
Al revisar los indicadores de ciencia y tecnología del país, encontramos que el coeficiente de invención es casi nulo y que la tasa de dependencia de tecnología del extranjero es alta. Esto indica que debemos poner atención al problema del conocimiento y al de la transferencia tecnológica. Adoptar el software libre es un primer paso en el camino de lograr cierta independencia, al menos con respecto a esta tecnología. Por ejemplo, con el actual desarrollo en TIC, no tiene sentido pagar una licencia de ofimática equivalente al precio actual de dos barriles de petróleo (90 US$) cuando se tienen decenas de alternativas libres para realizar tareas.
Sin embargo, la planificación del desarrollo científico y tecnológico va más allá del simple uso de software libre; implica la adopción del acceso abierto para la comunicación científica (publicaciones) y el uso del conocimiento libre en todas las áreas de la ciencia universitaria. Ernest Abadal define el conocimiento libre como “un movimiento que reclama la construcción de un dominio público para la ciencia y la cultura, que permita la difusión y reutilización del conocimiento y, por extensión, un rápido progreso científico y cultural”.
En esencia, se trata de pensar y discutir el problema de la transferencia de tecnología desde una universidad distinta, encarnada en un país pobre, desigual e injusto. Una universidad descentrada —cuyo centro no está en la institución misma, sino en la sociedad salvadoreña— y dedicada primordialmente al estudio de la realidad nacional. El hecho de pensarnos distintos nos abre a la posibilidad de la innovación y nos quita del camino fácil de imitar el desarrollo tecnológico, seguido por otras universidades.
El tema de la transferencia tecnológica ha sido una preocupación recurrente en la UCA. De hecho, las ciencias y la ingeniería de la Universidad organizaron a finales de la década de los setenta dos congresos internacionales para reflexionar críticamente sobre “tecnología apropiada”. Las ideas y propuestas de esos congresos definieron, en cierta manera, las políticas de desarrollo científico y tecnológico de la UCA para las siguientes décadas, tales como la selección e identificación de qué tecnologías transferir a las comunidades, la decisión de optar por la construcción propia de equipo didáctico y comprar únicamente equipo para investigación, la concepción de laboratorios de ciencia y tecnología para investigación, entre otros.
Como cierre, es oportuno citar las palabras siempre actuales de Nicolás de Cusa (1401-1464) sobre el conocimiento y el intelecto a inicios del Renacimiento: “No hay más que una sola razón del mundo, intellectus. De él brotan todas las esencias y reciben el ser, a fin de que se muestre a sí mismo en ellas. Constituye el gozo del intelecto el mostrar su luz y comunicarla [...] Para mostrar su gloria, crea seres con conocimiento intelectual que puedan ver la verdad”. Y afirma: “Si el mundo se halla fundamentado para nuestro conocimiento, entonces, partiendo de nuestras formas de conocimiento, podremos deducir cómo ha de ser el mundo para que cumpla su sentido de ser conocido por nosotros”.
El conocimiento producido nos pertenece a todos; por tanto, debe ser accesible a todos para su uso, divulgación y transformación. En esta línea, es bueno recordar que la UCA es una organización creadora de cultura y de conceptos, los cuales deben ponerse en función del cambio social, tal como lo establece la misión: “La producción de conocimiento y la investigación serán instrumentos puestos al servicio de las causas de los pobres y excluidos para buscar soluciones equitativas y justas a los problemas nacionales y regionales”.