Hora de hacer justicia a los maestros

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Willian Marroquín
09/02/2011

El aumento a los salarios de los empleados públicos, anunciado a finales de 2010, ha sido una de las decisiones acertadas del presidente Funes. Por primera vez, y sin presiones de gremiales de empleados públicos, una administración del Estado toma la iniciativa de poner atención a la gestión de recursos humanos en el servicio civil, aspecto clave para impulsar cualquier programa de gobierno de manera efectiva. Sin embargo, el Presidente en su anuncio no dio a conocer qué restricciones aplicarían, como sí lo hacen algunas empresas en sus campañas de mercadeo. Es así como en enero de este año los empleados de educación, salud y correos, entre otros, se enteraron de que no estaban incluidos en los aumentos. Entonces, y con toda razón, las gremiales de estos sectores iniciaron medidas de presión para ser tomados en cuenta en el incremento salarial.

Las injusticias cometidas contra los maestros vienen de décadas. En los años setenta, los maestros ganaban 250 colones al mes y sufrían retrasos en sus pagos por varios meses, lo que les obligaba a endeudarse para cubrir sus necesidades básicas. ANDES 21 de Junio recogió y canalizó esas injusticias para fortalecer su asociación y exigir, a través de huelgas, mejores condiciones sociales y económicas para los maestros. Esas justas demandas fueron reprimidas en los ochenta con torturas, asesinatos y destierros. A esto hay que agregar la eliminación de las escuelas normales, cuyas instalaciones fueron convertidas en cuarteles militares (como lo fue la residencia del batallón contrainsurgente Atlacatl).

De manera errónea, los gobiernos de esa época trasladaron la responsabilidad de formar maestros a los centros de educación superior —que no eran especialistas en el tema—, lo que inició un deterioro acelerado en la calidad del proceso —y representó un negocio próspero para las universidades de garaje—. Y así llegamos a las últimas dos décadas, en las cuales se habló de reforma educativa y de "mejora de la calidad", y se creó un falso optimismo mediático sobre las bondades de los cambios en la educación; un optimismo que cubrió, ocultó y profundizó las demandas sociales de los maestros. Décadas en las que incluso se crearon nuevos mecanismos de explotación a los profesores, como el programa Educo, en donde los formadores hacían de todo (educar, cocinar, administrar, etc.) sin seguridad laboral. En ese contexto, muy poco se reconoció el aporte de los maestros, quienes, por ejemplo, ampliaron la cobertura educativa aceptando trasladarse hacia lugares del país de muy difícil acceso.

Ahora, el Vicepresidente, Ministro ad honorem del Mined y también maestro se encuentra en una mesa de negociación para resolver el tema de salarios y otras demandas sociales de su gremio. Pero a diferencia de los años setenta, Sánchez Cerén no solo tiene que negociar con ANDES 21 de Junio, sino con el Comité Pro Retiro Digno, el Sindicato de Maestros de Educo, Bases Magisteriales, el Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores Administrativos y Docentes del Ministerio de Educación de El Salvador, y el Consejo de Directores de Institutos Nacionales de El Salvador. Más de cuatro décadas de injusticias contra los maestros se cristalizan ahora en un grupo de sindicatos y asociaciones que dificulta alcanzar acuerdos por la diversidad de intereses presentes en la mesa de negociación.

En este punto es oportuno mencionar que hasta junio de 2009 estaba prohibida la existencia de sindicatos en el sector público de país; fue hasta julio de ese año que, por presiones de la OIT, se avaló la creación del primer sindicato en el sector público: el Sindicato de Trabajadores del Ministerio de Trabajo y Previsión Social. Hasta la fecha, los sindicatos han proliferado en el sector público. Y como era de esperarse en un país que tiene los índices más altos de polarización política izquierda-derecha en Latinoamérica, la lucha política-partidaria se ha trasladado a las organizaciones sindicales.

La mesa de negociación en el Mined está instalada; solo queda esperar sus resultados. Ojalá que el Vicepresidente sea sensible a la injusticia de la que han sido víctimas los maestros por tanto tiempo; en contraparte, de los sindicatos y las asociaciones de maestros se espera que dejen de lado sus afiliaciones o simpatías partidarias y busquen acuerdos para mejorar las precarias condiciones del gremio. Ojalá no suceda como en la alcaldía de San Salvador, en la que la Asociación Salvadoreña de Trabajadores Municipales apoya plenamente la reelección de Norman Quijano para el año 2012 y, por su parte, el alcalde busca impulsar becas estudiantiles para los hijos del sindicato con destacado rendimiento académico.

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Anónimo
11/02/2011
19:51 pm
en mi opinion pienso que el salario que los maestros devengan es muy minimo.No se ha visto ninguntipo de aumento y lo que ocasiona esta situacion es que la carrera no tenga futuro alguno.
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