El 23 de marzo, el Banco Central de Reserva (BCR) presentó la actualización del Sistema de Contabilidad Nacional (SCN), que ofrece una mejor aproximación a la realidad macroeconómica del país y que permitirá una mayor precisión en los análisis que sustentarán la formulación de políticas públicas.
Uno de los principales cambios que refleja esta actualización es la disminución del producto interno bruto (PIB). El PIB mide el valor de mercado de los bienes y servicios finales de una economía; por tanto, suele ser utilizado como una aproximación del ingreso con el que cuenta un país. Como el BCR ha señalado, el Sistema utiliza la estructura económica de un año base para estimar el PIB periódicamente. Esta reciente actualización cambia el año base, pasando de 1990 a 2005. Es de esta forma que se explica la caída del PIB: se estaban sobrestimando sectores económicos que eran muy importantes en 1990 (como el agropecuario), pero que se han venido debilitando con el modelo económico imperante desde ese año hasta la fecha.
Dado lo anterior, no es cierto que el país sea más pobre que antes, como algunos medios de comunicación han afirmado. En primer lugar, la pobreza de los hogares no se mide a través de las cuentas macroeconómicas, sino con la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples, que no se ha visto modificada. En segundo lugar, la realidad sigue siendo la misma, simplemente ahora se cuenta con cifras más precisas. Los medios de comunicación deben ser más responsables en sus publicaciones y cuidarse de la tentación de colocar titulares amarillistas con el afán de cazar lectores. Dada la complejidad de las cifras macroeconómicas, es entendible que este tema genere confusión, pero el trabajo investigativo del periodista debería llevarlo a asesorarse, recurriendo, por ejemplo, a las autoridades del BCR, que se han mostrado muy abiertas a explicar esta actualización.
Por supuesto, esto no implica que El Salvador no necesite cambios en su estrategia de desarrollo económico; la actualización de cifras reafirma lo que muchos análisis han estado señalando: el modelo económico implementado desde 1990 está agotado. La privatización y la ausencia de planificación han provocado que la economía se movilice al sector terciario de comercio y servicio. ¿A qué sectores tendría que apostarle el país para dinamizar el crecimiento y el empleo? Con el nuevo Sistema también se han publicado los Cuadros de Oferta y Utilización de 2005 y 2014, una herramienta fundamental para la comprensión de las relaciones entre los diferentes sectores de la economía. Además, los Cuadros sirven para el cálculo de las matrices insumo producto, que permiten identificar los sectores que generan mayor nivel de empleo y crecimiento cuando se incentiva su demanda final. A quienes desempolven viejos dogmatismos de la eficiencia generalizada del mercado y critiquen la posibilidad de planificar la economía hay que señalarles que esa “estrategia” se tradujo en las bajas tasas de crecimiento y dependencia de las remesas que sufre actualmente la economía salvadoreña.
Finalmente, para financiar un nuevo modelo económico es necesario que el Estado cuente con más recursos; la actualización del Sistema de Contabilidad Nacional nos ofrece luces de cómo obtenerlos. De acuerdo a las nuevas cifras del BCR, la participación de los salarios en el PIB ha venido disminuyendo desde 2005, pasando del 38.9% al 37.7% en 2017. Mientras que la participación de las ganancias de los empresarios (excedente bruto de explotación) se ha incrementado: del 36.5% al 39% del PIB. Por tanto, la implementación de nuevos impuestos debe estar dirigida a estos excedentes crecientes a través de medidas progresivas, como el impuesto al patrimonio y a las altas rentas.
* Armando Álvarez, docente e investigador del Departamento de Economía.