Cuando se hacen diagnósticos de El Salvador, se resalta casi siempre que la sociedad está dividida y polarizada ideológicamente, y que, por ello, es incapaz de construir un proyecto de realización común. Y es lógico: esa división salta a la vista a diario. Lo nuestro no es solamente cuestión de escisión ideológica o política, son muchos los factores que nos separan. Nos divide la desigualdad económica; vivir en el campo o en la ciudad, en el país o como emigrante en otra nación; la religión y la iglesia a la que pertenecemos; tener trabajo o estar desempleado; ser empresario o asalariado. La lista es mucho más larga, pero bastan estos ejemplos para ilustrar lo que afirmamos. Estas divisiones han dificultado en exceso elaborar y construir un proyecto de país, en el que todos quieran participar y todos sean tomados en cuenta. Hasta la fecha, los que detentan el poder han tenido como único proyecto construir un país de ellos y para ellos, dejando al margen a la gran mayoría de la población.
Sin embargo, a pesar de estas divisiones, hay un factor que aglutina a la sociedad salvadoreña. El martes pasado fuimos testigos de ello. Lo que más une a los salvadoreños es que su selección de futbol ("la selecta") juegue contra un equipo tradicionalmente difícil de vencer. El partido frente a México unió a El Salvador alrededor de su selección. Desde primeras horas de la mañana, muchos se vistieron con la camiseta azul del equipo y ondeaban banderas de El Salvador. Durante el partido, el país se paralizó y la gran mayoría de la población se concentró frente a los televisores para apoyar a sus once. El deseo de ganarle a México y la posibilidad de avanzar en la clasificación al Mundial permitieron superar durante dos horas muchas de nuestras divisiones internas y coincidir en un objetivo común. Esto es precisamente lo que necesita con urgencia El Salvador.
Si la selecta une a El Salvador y tiene el apoyo de toda la nación en su juego contra México, también ha de ser posible que nos unamos y juntemos esfuerzos para un proyecto de mayor alcance y de mucha mayor importancia: el desarrollo de nuestro país. Quizás la sociedad salvadoreña no ha caído en la cuenta de ello. Nuestro principal enemigo no es la selección mexicana; nuestros principales adversarios están en nuestro propio país, y son la pobreza, la exclusión, la violencia y la falta de bienestar de gran parte de la población. Nuestro principal objetivo no es participar en el Mundial de Río de Janeiro en 2014, sino el desarrollo integral e inclusivo de El Salvador a la mayor brevedad posible. Y así como somos capaces de unirnos para apoyar a la selecta, deberíamos ser capaces de unirnos para lograr este objetivo. Solamente trabajando unidos y empujando todos en una misma dirección podremos construir un país que sea verdadero hogar para todos y todas.
La situación de El Salvador es difícil, delicada. La inseguridad ciudadana y los problemas económicos abruman a la mayoría de la población y no se vislumbran caminos de solución. Esto es muestra de que como sociedad hemos fracasado en los múltiples intentos de construir un país mejor. Ni la guerra, ni la represión, ni los Acuerdos de Paz, ni la dolarización, ni los tratados de libre comercio, ni el neoliberalismo han logrado resolver nuestros problemas; ni siquiera han conseguido insertar a El Salvador en la economía internacional. El país busca un nuevo rumbo para salir del subdesarrollo; son muchos los grupos que están tratando de dilucidar un plan de acción que realmente cambie nuestra realidad y dé origen al futuro de prosperidad que todos deseamos. Hasta el momento, ninguno ha encontrado la llave que abra esa puerta. Y es que los milagros económicos no existen. Lo único que nos puede llevar a transformar la realidad de El Salvador es olvidarnos de los intereses personales o de grupo, dejar de ver solo el beneficio particular en pos del beneficio nacional. Ello requiere tanto de liderazgo como de amplia y concertada participación. La selecta nos muestra que es posible unir al pueblo salvadoreño en torno a un objetivo. Es difícil pensar en un objetivo mayor y más valioso que alcanzar el bienestar de este pueblo que tanto ha sufrido a lo largo de la historia. ¿No será el momento de unirse alrededor de ese objetivo?