Los jóvenes, ¿cuentan?

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Según el informe del Estado de Población Mundial 2014, del Fondo de Población de las Naciones Unidas, los jóvenes cuentan, es decir, tienen voz y presencia de hecho, al menos por tres razones: porque suman algo menos de 1,800 millones en una población mundial de 7,300 millones de personas; porque tienen derechos humanos inherentes que deben ser respetados; y porque la mayor población mundial de jóvenes de la historia puede repercutir profundamente en todos los aspectos de nuestro futuro común y puede crear un mundo mejor para todos. Esto último a condición de que los jóvenes desarrollen sus capacidades, tengan acceso a la educación y la salud, incluida la salud sexual y reproductiva, y encuentren oportunidades para cumplir sus expectativas vitales.

En términos cuantitativos, la India es el país con el mayor número de personas de entre 10 y 24 años, con 356 millones; China cuenta con 269 millones de jóvenes. A estos países les siguen Indonesia, con 67 millones; Estados Unidos, 65 millones; Pakistán, 59 millones; Nigeria, 57 millones; Brasil, 51 millones; y Bangladés, con 48 millones de jóvenes. En América Latina y el Caribe habitan más de 100 millones de jóvenes, que representan una cuarta parte de la población total del área.

Por otra parte, hay hechos y datos que revelan realidades en las que los jóvenes no parecen contar a la hora de incluirlos en los beneficios sociales. Los datos demográficos revelan que la mayoría de los jóvenes vive actualmente en países pobres, donde hay mayores obstáculos para su desarrollo. Un rotundo 89% de la población mundial de entre 10 y 24 años (casi nueve de cada diez) vive en países menos desarrollados. En este sentido el informe señala que si bien las pruebas indican que cada vez más Gobiernos prestan más atención a la juventud en sus iniciativas de políticas públicas, los jóvenes en su conjunto, pero especialmente los que viven en las regiones pobres, siguen topándose con numerosos obstáculos que les impiden entrar en la edad adulta con seguridad y sumarse a la población económicamente activa.

Decenas de millones no asisten a la escuela o, si lo hacen, no alcanzan ni siquiera unos indicadores mínimos de aprendizaje. Las perspectivas de empleo son con frecuencia funestas, al no haber trabajo disponible o ser este de poca calidad, con lo que la crisis mundial de desempleo juvenil se agrava. Hasta el 60% de los jóvenes de las regiones empobrecidas no trabaja ni va a la escuela, o solo accede a empleos irregulares. Más de 500 millones de jóvenes tratan de sobrevivir con menos de dos dólares diarios. En consecuencia, es posible que muchos de ellos no logren escapar jamás de este nivel de pobreza. Además, una enorme brecha digital priva a los jóvenes de los países en desarrollo del acceso a la tecnología, imprescindible en la economía moderna.

Para el Fondo de Población de las Naciones Unidas, los jóvenes rara vez tienen la culpa de los obstáculos a su desarrollo. En la mayoría de los países, al ser tan numerosos, tienen dificultades para huir de la violencia, encontrar trabajo decente o acceder a una escolarización de calidad y a servicios de salud que tengan en cuenta sus necesidades. Para millones de mujeres jóvenes y niñas adolescentes, esos obstáculos están relacionados en parte con la escasa consideración de que gozan en sus hogares y comunidades, y con su incapacidad para acceder a los medios que les permitan decidir libremente si desean quedar embarazadas, cuándo hacerlo y con qué frecuencia.

Ahora bien, estos obstáculos, según el informe, aunque complejos, pueden superarse. Todos los países, sea cual sea su estado de desarrollo, tienen la responsabilidad de respetar los derechos de los jóvenes y ayudarles a sentar las bases de su vida. Esta tarea implica proveerles educación pertinente de calidad y atención médica integral, que cubra todos los aspectos de la salud sexual y reproductiva. Implica la creación de oportunidades y espacios, para que los jóvenes puedan ganarse la vida y participar en las decisiones que les afectan. Y puesto que siguen existiendo disparidades en todas las sociedades, debe hacerse un esfuerzo especial para llegar a los grupos marginados en diversos frentes, como la edad, el género y la etnicidad.

En suma, para saber si los jóvenes realmente cuentan, hay que verificar si las necesidades, aspiraciones y el potencial de este grupo mayoritario son una prioridad en las políticas públicas y en las acciones de los organismos internacionales. De acuerdo al informe, la agenda mundial para el desarrollo sostenible, que reemplazará en 2015 a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, constituye una oportunidad para corregir el desfase en la aplicación y plantear objetivos ambiciosos que aceleren la consecución de un bienestar mayor en todos los países. Se sabe que la comunidad internacional ya ha acordado fundamentar la agenda para después de 2015 en el respeto de los derechos humanos, la igualdad y la sostenibilidad. No obstante, estos propósitos no pueden cumplirse satisfactoriamente sin la inclusión de los jóvenes. En concreto, sus problemas deben ser un elemento principal de cualquier objetivo relacionado con la erradicación de la pobreza; la ampliación del trabajo y los medios de vida dignos; la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas.

El informe estima que los Gobiernos que hoy apunten alto harán que el futuro de los jóvenes sea más prometedor, haciendo valer sus derechos y desarrollando todo su potencial. Desde los países pobres, garantizar que los jóvenes cuentan significa asegurar la enseñanza primaria gratuita universal para los niños y niñas que han estado al margen del sistema; posibilitar un acceso igualitario y equitativo a la educación de calidad en todos los niveles; aumentar la contribución financiera gubernamental a la institución educativa, así como alcanzar el objetivo de la enseñanza secundaria para todos. Significa asegurar que no haya barreras legales para el acceso a la salud, educación, empleo y otros servicios. Cuando eso ocurra, podremos decir que efectivamente los jóvenes sí cuentan, porque están incluidos y son una prioridad en los planes de desarrollo humano.

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Anónimo
27/11/2014
10:41 am
Es indudable la importancia de la educación científica y espiritual a los jóvenes, a estas alturas todo el futuro de la raza humana depende de ello. Reforzar la importancia de la familia y lo fundamental del cuido y salud para con los hijos. Este es un mandamiento matemático, fácilmente se ve que los países que mas invierten en el cuido y educación de su juventud, son los más pacíficos y mejor desarrollados con poblaciones más felices y no necesariamente más industrializados, pero si con mejores índices de desarrollo humano.
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