Miopes espadas vengadoras

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Rodolfo Cardenal
31/03/2016

En una de sus intervenciones públicas a propósito de la nueva versión de la Mano Dura, el Presidente lamentó “la inflación de la violencia”. Según sus explicaciones, la tasa de homicidios estaría inflada por la inclusión de los pandilleros asesinados. Pero decir eso sin hacer matices es peligroso. Hasta ahora, los Gobiernos no han sido capaces de distinguir los homicidios directamente relacionados con las pandillas de aquellos otros que son ajenos a ellas. En parte, por deficiencia estadística y desinterés en registrar rigurosamente la información. Todavía no han descubierto la importancia de la información para prevenir y combatir el crimen. Pero en parte también por comodidad, pues, al parecer, identificar a la víctima como pandillero o atribuir el homicidio a los pandilleros libra a la Policía y a la Fiscalía de la tarea de investigar.

El lamento presidencial por “la inflación de la violencia” apunta a esto último. En efecto, el Presidente reconoce implícitamente la existencia de dos clases de ciudadanos: los que sí importan, los no-pandilleros, y los que no importan, los pandilleros. Estos últimos ni siquiera deben ser incluidos en la tasa de homicidios y, derivadamente, sus homicidios tampoco ameritan ser investigados. Son no-personas y no-ciudadanos sin derechos ni dignidad, invisibles para la estadística oficial y la investigación policial.

Ciertamente, al excluir de la estadística nacional a los pandilleros asesinados, la tasa de homicidios se reduce de forma drástica, llegando casi a la norma. Pero semejante amaño no moderará la tasa real; peor aún, justifica el asesinato y la ejecución sumaria. El Presidente no está solo en esto. Cuenta con el respaldo de una porción significativa de la opinión pública, la cual ha dejado sobrada constancia de su modo de pensar sobre las mejores medidas para combatir la violencia, favorecida por la vaguedad del discurso oficial. Pero la lluvia de ideas, aparte de evidenciar la confusión gubernamental, es mala consejera. Cada uno tiene su propia opinión, pero nadie cuenta con datos sólidos para sustentar la medida que propone como idónea. Tampoco hay nociones básicas sobre seguridad ciudadana. Además, la mayoría de propuestas son de corte autoritario y represivo. Semejante manera de proceder conduce a la improvisación, a la ineficacia y a violentar aún más los derechos humanos.

La tendencia militarista de la sociedad salvadoreña no ha dejado pasar la ocasión para exigir represión. Ello de la mano de los grandes medios, que todavía piensan que los problemas sociales se superan con el uso de la fuerza, y de los militares retirados metidos a políticos, que hablan de la seguridad ciudadana con una confianza pasmosa. Esa tendencia sigue sin comprender que el entrenamiento y el armamento del soldado no son apropiados para perseguir a unos criminales que desaparecen en medio de la población, que calla y no ve nada ya sea por convencimiento o por temor. Si de algo entienden los militares reciclados en políticos es de asuntos militares, pero no de seguridad ciudadana. Ciertamente, cuando estuvieron de alta en el Ejército y cuando dirigieron el país no se distinguieron por promoverla, sino que más bien optaron por la tortura, la desaparición forzada, la tierra arrasada y la ejecución sumaria.

Esas voces que abogan por desenvainar “espadas vengadoras” para militarizar la sociedad no admiten alternativas. Desechan a quien las propone como antimilitarista y antipatriótico porque, de acuerdo con su estrecha visión, no hay más opción que la militar, y solo la opción militar es patriótica. Todavía sueñan con el todopoderoso régimen militar de otros tiempos. Delirios de grandeza que, en la práctica, no responden más que a una profunda ofuscación. Es el antiguo maniqueísmo militar, con su simpleza característica.

Al Gobierno le falta mucha inteligencia y una buena dosis de visión social y política, en sentido amplio. Ciertamente, mientras su inteligencia no sea superior a la de los pandilleros, no podrá contener la violencia.

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Anónimo
06/04/2016
19:46 pm
A quienes preguntan con insistencia qué solución ofrece la UCA para detener el conflicto, decirles que esta institución como tal no se ha pronunciado sobre el problema. Quien lo ha hecho como opinión personal es el P. Cardenal, autor e este artículo. Lo que él ha comentado es que si representantes de todos los partidos, ex presidentes y hasta generales han dialogado y negociado con las pandillas, por qué no se hace un diálogo abierto con estos victimarios para que en beneficio del país se llegue a un entendimiento y por fin termine la violencia. Eso lo expresa como miembro de la comunidad de la UCA a título personal. Al respecto celebro que se aga esta propuesta porque esta nueva versión de mano dura fracasará como las otras, pues un problema estructural no se resuelva con balas. Cuando vamos a aprender, viendo los fracasos que se han dado?. La guerra terminó porque las partes dialogaron, aunque mucha gente como ahora se oponía a las conversaciones. No querían...
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Anónimo
04/04/2016
09:46 am
Si de verdad en la UCA leen los comentarios de los participantes, deben quedarse con los de edgar y Ateotl: ¿y que se propone? ¿Que solución ofrece la UCA? Es verdad que no es misión de la Universidad planificar estrategias antidelincuenciales, pero la sola afirmación que \"Al Gobierno le falta mucha inteligencia y una buena dosis de visión social y política\" no conduce a nada, es igual a la poca rigurosidad que se le achaca a la presidencia de la República. Se comprende el temor de las políticas que solo tienden a pasarlo todo por fuego y espada, pero el terror que la delincuencia infunde a la población nos ha rebasado por mucho.
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Anónimo
03/04/2016
03:33 am
Habrá de crearse la mano de seda, cuyo objetivos radicarán en llevarles flores y chocolates a toda banda criminal que CASTIGUE a El Salvador por medio de pisotearle el derecho universal a tratarse con fraternidad a todo mortal que discurre por el suelo de Romero. No, no es venganza, es castigo. (Parafraseando a Frank Kastle de la película \"The punisher\") PS: Todo criminal que prive de la vida a un ser humano, debería declarársele \"hijo meritisimo\" y darle un Óscar por su actuación en este drama de la vida en el suelo de Dalton) PPS: Que solución ofrece la UCA?
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Anónimo
01/04/2016
16:23 pm
y que propone?;se opusieron a la tregua y hoy se oponen a estas medidas ,ustedes se oponen a todo me da la impresion de seguir el juego de aquel que dijo\"en el salvador va arder troya\" padre Cardenal y abenjamin cuellar tanto daño le hacen a la UCA
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Anónimo
01/04/2016
06:45 am
Bravo! Padre Cardenal. Totalmente de acuerdo con usted. Efectivamente, \"Al Gobierno le falta mucha inteligencia ... Ciertamente, mientras su inteligencia no sea superior a la de los pandilleros, no podrá contener la violencia\". Por contradictorio que parezca, los pandilleros son seres humanos, tienen derechos y dignidad. No es descabellado afirmar que personas que, incluso, entran a propiedades a realizar obras y mejoras, son, fueron o tienen parentesco directo con pandilleros.Y son personas con alma y sentimientos. Con sueños y dignidad, con hijos y compañeros(as) de vida, al igual que todos y todas. Desde el punto de vista cristiano, son también nuestros hermanos. Y me atrevo a decir que una gran mayoría de pandilleros pueden corregir, para bien, su rumbo. Entonces, ciertamente, las medidas represivas, o pseudo soluciones sociales, pobres de inteligencia y ricas en ínfulas de poder y mediocridad, acentuarán odios, resentimientos, violencia entre salvadoreños.
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