Paralizados por el miedo

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Editorial UCA
18/05/2012

A raíz del pronunciamiento de la UCA sobre el reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia, uno de los lectores de nuestro sitio web comentó lo siguiente al pie del texto: "Somos una sociedad constantemente amedrentada. Somos una sociedad inmovilizada por el miedo. Este estado psicosocial es alimentado constantemente por estrategas que conocen bien nuestras reacciones psicológicas, sociales y políticas. En cierta medida se están saliendo con la suya, ya que el salvadoreño de hoy es un ser temeroso, le teme a las maras, le teme al Estado, le teme al mercado, le teme al jefe, le teme a lo que dice el pastor, en fin, le teme a casi todo lo que nos dicen que es malo. En el caso de los jesuitas y otras masacres de salvadoreños, los ‘honorables magistrados’ nos dirán que la ‘ley de amnistía’ está vigente y que esta ley garantiza la estabilidad social. Por lo tanto, el derecho a saber la verdad y a la aplicación de justicia puede ser peligroso. Eso, estimado compatriota, es meter miedo de manera descarada. ¡Hasta cuándo seguiremos actuando como el avestruz!".

Ciertamente, el razonamiento es muy atinado y refleja en buena medida lo que está pasando en nuestra sociedad. Encargados de meter miedo los hay a montones. El mismo abogado defensor de los acusados por la Audiencia Nacional de España se atrevió a afirmar que si el fallo de la Corte Suprema de Justicia hubiera sido a favor de la extradición de los militares, nuestro país estaría ardiendo en llamas. Algo similar ocurrió cuando el presidente Funes, en la celebración del vigésimo aniversario de los Acuerdos de Paz en El Mozote, tuvo el valor de decir que no podían ser considerados héroes de la nación aquellos que han violado los derechos humanos y masacrado a la población. Inmediatamente, un grupúsculo autodenominado Asociación de Militares en Retiro reaccionó amenazante ante lo que consideró una ofensa al honor del Ejército salvadoreño.

En esta misma línea van todos aquellos que cuando se habla de la necesidad de hacer justicia a las víctimas de las violaciones a los derechos humanos, reaccionan con virulencia afirmando que la paz es más importante que la justicia. O los que pregonan que el "perdón y el olvido" es lo único que puede garantizar la paz en nuestro país. Detrás de estas afirmaciones se quiere dejar el mensaje de que la búsqueda de justicia traerá más violencia y acabará con la paz en el país. En el fondo, es una manera malévola, sutil e inteligente de amenazar y meter miedo a la gente.

El miedo es lo que permite el abuso del poder. Es el aliado perfecto del que quiere hacer daño o aprovecharse de otro. Para fomentar el miedo es muy útil recurrir a la mentira, a la fuerza y a la amenaza. Precisamente a ello recurren los extorsionadores para obtener lo que se proponen de sus víctimas. Esta ha sido también la estrategia de las pandillas, a la que las autoridades han respondido con cierta complicidad. Creer que las pandillas son lo suficientemente poderosas y crueles como para hacer cualquier cosa, más allá de lo imaginable, contribuye a que se acreciente su poder y su capacidad de control sobre la población.

Hay quienes tienen como profesión fomentar el miedo, y lo hacen bajo la apariencia de buscar el bien de la sociedad. Es así como desde algunos medios de comunicación se siembra y propaga el miedo. Un claro ejemplo de ello son los editoriales de El Diario de Hoy. El conjunto de sus mensajes está dirigido a generar miedo entre la población para que no se deje seducir por aquellos que quieren transformar el país e implementar otro modelo distinto al capitalismo. Su táctica es repetir ad nauseam que todo cambio orientado a una sociedad más humana, más justa y solidaria llevará al país al caos y todos saldremos perdiendo.

En el pasado reciente, todas las campañas electorales estuvieron teñidas por mensajes que buscaban fomentar el miedo entre la población, afirmando que el triunfo de la izquierda sería una tragedia para el país. Una vez que la gente logró superar el miedo y votar libremente, ganó la izquierda y los tales mensajes quedaron desacreditados; nada de lo que habían pregonado con tanta e histérica insistencia ocurrió. Quedó en evidencia así que eran campañas sucias, y que su única finalidad fue generar miedo, mintiendo y amenazando.

En los años de la guerra, este pueblo fue muy valiente y se opuso a los opresores, al Ejército, a las fuerzas del orden con una convicción y valor admirables. Un pueblo unido que fue capaz de superar el miedo y defender con ahínco sus derechos. Precisamente de esto se trata, de que nos despojemos del miedo, para que podamos actuar con libertad en la búsqueda de lo que realmente es bueno para la gente y para el país.

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