Durante las últimas semanas se han desarrollado algunos debates en las redes sociales sobre la organización y los participantes del acto de beatificación de monseñor Romero; el último de ellos durante los primeros días de esta semana. La cuestión es que un grupo de cantantes (la inmensa mayoría integrantes de agrupaciones de tipo “comercial”, como Marito Rivera, Shaka y Dres, Los Hermanos Flores, Alto Mando) fueron convocados para grabar un video con un tema (o el tema) para el evento del 23 de mayo. Entiendo que la producción corre por cuenta de TCS, según se afirma en un video subido a la red por algunos de los participantes.
Las críticas se han movido en dos sentidos. Por una parte, se reprocha que los artistas participantes nunca hayan sido romeristas, que su ideología es de derecha y que pertenecen a agrupaciones comerciales; por otra, se señala el criterio excluyente de los organizadores, al no haber convocado a los cantantes de grupos comprometidos históricamente con el mensaje y la figura de monseñor Romero. Ciertamente, me parece que si esta será la canción oficial de la beatificación, como se afirma en el video, quienes seleccionaron a los participantes han usado un criterio excluyente y antihistórico.
Aquellas personas que cantaron comprometidos con la realidad, incluso desde antes de que monseñor Romero fuera nombrado arzobispo de San Salvador; junto a la Iglesia popular, en las comunidades marginales y en las tomas de tierra; quienes cantaron junto a él entre 1977 y 1980; y quienes se la jugaron durante estos 35 años y contribuyeron a poner su figura y testimonio en el lugar que le corresponde merecen no solo reconocimiento, sino consideración y respeto. Aclaro que, a mi juicio, los cantantes que aparecen en el video no merecen ningún tipo de insulto o maltrato de parte de nadie por el simple hecho de estar participando, incluso los que pudieran tener una trayectoria de derecha o meramente comercial.
Solo por mencionar algo de quienes conozco mejor, Nadia Maltez es una gran artista que ha crecido mucho en los últimos años y me alegra que aparezca; ella es una digna representante, al igual que el maestro Nelson Huezo. A Gerardo Parker lo he visto siempre muy al lado de la Iglesia católica y me parece lógica su presencia. Rafa de OVNI es un músico excepcional, al igual que Marito Rivera, quien tiene además una sólida formación académica. Por lo tanto, está muy bien que participen, pues son personas con excelentes credenciales artísticas. Estoy seguro que ellos no tienen la culpa de que la organización no haya incluido a otros que se ganaron a pulso ese derecho.
Pero, ¿quién puede negar que Guillermo Cuéllar (compositor de la Misa popular salvadoreña y de la Misa mesoamericana), Jorge Palencia (compositor de El Profeta), Claudia Beatriz López (quien trabajó con las comunidades del bajo Lempa en la recomposición social de los desplazados del conflicto), Franklin y Roberto Quezada (que han mantenido vivo el mensaje romerista a través de decenas de canciones y miles de conciertos), Sebastián Torogoz, Paty Silva, Teresa Guardado o a la gente nueva que ha seguido ese camino como Carlos Pacheco, Manuel Contreras o Carlos Serpas tengan tanto o más talento creativo, calidad artística, compromiso romerista y derecho de participar?
Parafraseando a Godofredo Echeverría, uno de los fundadores de La Banda Tepehuani, este es el momento en el que mucha gente se manifestará romerista; muchos tratarán de volver a monseñor Romero un producto comercial, descafeinado, insípido, light, volviéndolo un santo del cielo y no de la tierra. Afortunadamente, nos queda su testimonio vivo. Afortunadamente, “su voz aún se escucha en el desierto”. Afortunadamente, el pueblo ya lo hizo santo. Afortunadamente, su mensaje nos seguirá inspirando, y seguirán surgiendo poemas y canciones, y seguiremos cantando.