Terremoto chino

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Rodolfo Cardenal
30/08/2018

Taiwán no ha sido tanto un aliado como una fuente de cuantiosas cantidades de dólares a cambio del voto salvadoreño en los foros internacionales. Todos los Gobiernos se han beneficiado de los fondos taiwaneses. Entre esos donativos se encuentran los diez millones de Flores que, en principio, estaban destinados a damnificados, pero fueron a parar a las cuentas de Arena. El dinero taiwanés tenía la inestimable ventaja de no estar condicionado ni sujeto a mayor control. Muy probablemente, esos fondos financiaron más de una campaña electoral. Es normal, entonces, que la dirigencia de Arena lamente su pérdida, puesto que es el partido que más tiempo ha gobernado.

La ruptura con Taiwán y el reconocimiento de China ha puesto en evidencia cuán retrógradas son las clases dominantes salvadoreñas, que ni siquiera están familiarizadas con el nombre de la capital china. La presencia china ha sacudido a una elite anticuada y adormecida, pero con pretensiones de emprendedora, y ha despertado fantasmas, en gran medida por falta de información del Gobierno. Inevitablemente, el cambio implica la suspensión de las relaciones económicas y políticas con Taiwán, pero abre nuevas posibilidades, que no debieran pasar por alto a una elite convencida de las ventajas de la globalización neoliberal. Las multinacionales estadounidenses las explotan con una elevada rentabilidad. La economía y el mercado chinos son mucho mayores que los de Taiwán. Además, China invierte cantidades ingentes en infraestructura, una inversión de la cual carece El Salvador y que ni el capital local, ni el estadounidense están dispuestos a hacer.

Indudablemente, la inversión china —en particular, en infraestructura— posee un componente estratégico en el contexto de la lucha de las potencias por la hegemonía mundial. Sin embargo, no parece razonable que El Salvador se abstenga de las ventajas que puedan derivarse de sus relaciones con China para favorecer a unos Estados Unidos ausentes de la región. La inversión china es, sin duda, imperialista, así como lo es también la estadounidense. A los ansiosos por la posibilidad de presencia militar china hay que decirles que el imperialismo del gran país asiático es más económico que militar. En ese sentido, ofrece unas posibilidades que los capitalistas no debieran despreciar.

El posible financiamiento del FMLN se evita con la aplicación rigurosa de la ley de los partidos políticos. De todas maneras, sorprende que aún no haya salido el argumento de los derechos humanos, quizás porque El Salvador no los tiene en gran estima. En cualquier caso, el país debiera aprovechar la lucha de las potencias para sacar ventajas, en lugar de alinearse incondicionalmente con el imperialismo estadounidense. Esta postura ingenua ha alineado, irónicamente, a Washington, a la derecha salvadoreña y a la dictadura Ortega-Murillo.

La posición de Washington es alucinante. La relación de El Salvador con China no puede afectar el bienestar económico y la seguridad de América cuando la mayoría de países latinoamericanos tiene relación con esa nación desde hace tiempo. Es cierto que, a algunos de ellos, no les ha ido bien, pero no tanto por responsabilidad china, sino por confiar ciegamente en la exportación de materias primas. Pareciera que Washington pretende hacer otra vez del país el sitio donde dar la batalla para detener el avance chino en la región, tal como ya lo hizo en el pasado reciente con el comunismo. China avanza en América Latina porque Washington la ha abandonado. Además, está comprobado que el Gobierno estadounidense actual no es un socio confiable.

El desencanto con la inversión china directa (en concreto, en infraestructura) es una posibilidad real. Mientras que el desencanto con la inversión estadounidense es una realidad amarga. Sorprende que la derecha salvadoreña, tan nacionalista, no lo vea. Los incentivos económicos chinos pueden crear dependencia y abrir la puerta a la dominación. Pero eso no es nuevo. Centroamérica ya lo ha experimentado respecto a la inversión estadounidense desde el siglo XIX. El peligro no estriba en Beijín y Washington en sí mismos, sino en que se trata de una expansión imperialista. Los imperios no suelen promover los intereses de los países colonizados. De todas maneras, en este caso, existe una remota posibilidad para no caer en el colonialismo si El Salvador sabe negociar con China.

Es comprensible que la presencia china en El Salvador —como también en Costa Rica y Panamá— dispare las alarmas en Washington. El único responsable del avance chino en América Latina es Estados Unidos, concentrado en su política interna y en conflictos militares muy alejados de la realidad latinoamericana. En consecuencia, conviene una reevaluación de su política hacia la región, no para retirarse, porque eso significaría dejar el campo libre a su adversario estratégico más poderoso, sino para demostrar su compromiso con la prosperidad económica, la política democrática y la erradicación de la corrupción.

* Rodolfo Cardenal, director del Centro Monseñor Romero.

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Anónimo
05/09/2018
16:56 pm
Don Rodolfo Cardenal textualmente dice refiriéndose a los donativos \"Taiwán no ha sido tanto un aliado como una fuente de cuantiosas cantidades de dólares a cambio del voto salvadoreño en los foros internacionales\" Es así como el delegado de Taiwán en una sesión anual de la ONU en la cual entre otras cosas se discutiría la independencia de Taiwáan de China continental, le dona a Flores $10.000.000 a cambio de su voto favorable a las intenciones de Taiwán.Cualquier ayuda que un pais da a otro para un determinado propósito, se canaliza por medio de las cancillerías con la firma de la documentación obligada.. Dice Cardenal: \"El dinero Taiwanes tenía la inestimable ventaja de no estar condicionado ni sujeto a mayor conttrol\". Como no había ninguna condición para el uso del dinero,salvo un voto positivo, el presidente Flores lo usó a su discreción y lo regaló a ARENA, porque no hay prueba que el dinero era para los damnificados. Si la hubiera que la muestren al pueb
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Anónimo
04/09/2018
14:25 pm
De cualquier manera estamos jodidos. Estados Unidos tratándonos como una colonia, ahora peor aún con el lunático que tienen como presidente. Los Chinos extremadamente hambres por el dinero. Para ellos no hay Dios mas que el dinero. Desgraciadamente mientras no tengamos cambios profundos en nuestra “Democracia” y nos libremos de los corruptos que nos gobiernan seguiremos besándoles el trasero a los imperios en turno.
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Anónimo
03/09/2018
19:34 pm
Al entablarse relaciones con China Popular se terminò la política de la chequera de Taiwàn, que donaba grandes cantidades de dinero a cambio de votos en Los organismos internacionales. Poco a poco se ha ido aceptando dicha relación, auntie siempre con el reclamo de la forms en que se hizo, a pesar de que ya se sabe que la discreciòn en muchos casos es necesaria para lograr èxitos en el desarrollo de proyectos. Para el caso, nunca supimos que el propio papa Francisco estaba involucrado en la aperture de las relaciones de Cuba/EEUU. Nos imaginamos el escàndalo de la derecha mediàtica, política y empresarial que hubieran hecho si se hubiese anunciado previamente la realización del evento, sobre todo con el poder de la opinión contraria de medios, analistas, entrevistadores y las gremiales empresariales. Resulta irónico que el senador Rubio condene dichas relaciones, en tanto su país las tiene desde hace mucho tiempo.
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