Violencia y valores

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Seguimos con la violencia en carne viva, afligiendo al pueblo salvadoreño. Nuestro arzobispo decía con razón que el tema es prioritario y resolverlo, de extrema urgencia. Sabemos las causas, pero no acabamos de ponerles remedio. La impunidad durante la guerra y después de ella hasta el presente, las desigualdades económicas y sociales escandalosas, la proliferación y escaso control de las armas, la enorme cantidad de adolescentes que no asisten a la escuela y de mayores de 18 años sin trabajo formal, la cultura machista, siempre violenta, y su afición al alcohol son algunas de las causas más conocidas. Y los remedios a las mismas caminan lentos. A ello se une la pérdida de control territorial en algunas zonas y el tema de los valores. Sobre esto último es importante hacer algunas reflexiones.

Venimos de una cultura violenta, en la que la fuerza ha tenido prioridad sobre lo razonable, lo justo, y sobre la capacidad de diálogo, de misericordia y reconciliación. Se ve con frecuencia en el hogar, donde el autoritarismo —cuando no los golpes o el abuso— es frecuente. Se ve también en el espíritu de venganza personal, que no busca mediaciones y diálogo, sino dañar al considerado ofensor y enemigo. Incluso en las leyes se recurre demasiado al derecho penal y al castigo más que a otras formas de mediación. La insistencia en leyes más duras es el correlativo de la mano dura, y casi siempre con el mismo y nulo éxito y eficacia. La afirmación “usted no sabe con quién se está metiendo”, tan repetida en discusiones y enfrentamientos, refleja la tendencia a recurrir a la fuerza y a la influencia antes que al diálogo y a la solución pacífica del conflicto.

Sin embargo, en los años posteriores a la guerra han ido apareciendo nuevos elementos que indican el crecimiento de una cultura más pacifista, dialogante y constructora de una nueva cohesión social. El pensamiento y la acción de quienes defienden los derechos humanos, la actividad en torno a la defensa y protección de la mujer y del niño, la participación de las Iglesias en actividades de reconciliación y de rehabilitación, las figuras crecientes de personas pacíficas como monseñor Romero y muchas de las víctimas del pasado van abriendo camino en el campo de los valores. El diálogo que terminó con nuestra dura guerra civil tiene una fuerza icónica, aunque corre el peligro de debilitarse por la politización y polarización de todo acto que se pretenda nacional. Sin embargo, a pesar de este crecimiento de la conciencia, pues eso reflejan los valores, los pocos pasos que se dan de tipo estructural, el seguir manteniendo desigualdades e injusticias, las manos y leyes duras en vez de inversión en la gente impiden que la nueva cultura tenga el efecto deseado en nuestra sociedad. Hay, sin embargo, una acumulación de fuerzas que en la caminata del 26 de marzo, por la vida, la paz y la justicia, se manifestó con fuerza e independencia.

En este contexto, y sabiendo que la inversión en desarrollo, educación y trabajo juvenil digno es determinante para enfrentar la violencia, es además importante invertir en la formación en valores y en la construcción de cohesión social. Muchos grupos religiosos, por poner un ejemplo, envían a sus jóvenes al campo, a ayudar y colaborar en cantones y en zonas de mayor pobreza, porque saben que en esas comunidades hay un verdadero reservorio de valores. La reciente publicación del PNUD “La pobreza en El Salvador desde la mirada de sus protagonistas” nos deja ver los valores y esperanzas de nuestros hermanos más débiles. Valores mucho mejor enraizados que los de las élites nacionales. Gente empobrecida, pero con una enorme resistencia ante su difícil situación, solidaria y generosa con quien llega a acompañarles, abierta a la esperanza y llena de amor a la tierra. Además de elaborar un buen proyecto de educación escolar en valores, del que existen ya interesantes modelos, es necesario conectar personas, multiplicar relaciones sociales solidarias, generar solidaridad e intercambio. Un país con desigualdades graves, que invita a los más favorecidos a tener como objetivo establecer su vida en burbujas de bienestar y consumo, jamás conquistará la paz social. Los valores se pueden inculcar en la escuela, pero hay que vivirlos y convivirlos precisamente con aquellos que los mantienen incluso en el contexto de una vida difícil y muchas veces claramente injusta.

La formación en valores no será plenamente eficaz si no crea encuentro, cercanía humana. Porque los valores no son una lista de nombres que se aprende de memoria o que se utilizan para insultar o alabar al gusto del consumidor. Al contrario, lo que llamamos valores son una especie de indicadores que nos muestran el camino de humanización que los seres humanos hemos ido depurando a través de una historia muchas veces dolorosa y llena de contradicciones. Unos indicadores que nos llevan siempre hacia el otro, hacia la relación fraterna, solidaria y generosa. Que chocan con la violencia y la superan desde una racionalidad más humana, desde una capacidad de diálogo generadora de cercanía, desde la fortaleza del que sabe mantener la solidaridad y el espíritu fraterno incluso en medio de las contradicciones más fuertes. Muchos jóvenes cultivan ya este modo de ser y vivir. Ampliarlo, racionalizarlo, abrirlo desde una escolarización universal a todos y todas es también una manera de vencer y superar la violencia.

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Anónimo
29/07/2017
12:03 pm
Gracias por el comentario, y se deveria acabar la violencia con los hombre a las mujeres y como el presidente de maduro en venezuela y que deban vivir los valores y no la violencia que se aga la \"paz con todo el mundo\"
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Anónimo
29/07/2017
11:56 am
me gusto mucho gracias, Jose Maria Tojeira
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Anónimo
02/10/2016
05:53 am
me gusto
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Anónimo
13/05/2015
09:36 am
Las iglesias también generan violencia, dentro de las mismas curias y, cúpulas arman guerras de báculos pero son los que predican y hacen lo contrario. Que hipocresía .
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Anónimo
22/04/2015
07:38 am
estimado director Tojeira, ud es una ser humano con muchas capacidades y cualidades entre ellas la inteligencia es la que prima.... me llama la atencion que solo se dedican a criticar en el fondo a los gobiernos anteriores.. en realidad si ud compra una casa y esta tiene mala la estructura. ud verdad que busca la manera de repararla lo que se pueda reparar lo inservible lo vota.. pero ud trata de rescatar lo mas posible lo que esta por perder al final logra rescatar lo que quiere rescatar el resto se pierde , entonces digame ud que hace este gobierno por rescatar a sus pobladores. el ser pobre y de escasos recueros no le da la solvencia o potestad de hacerse un delincuente, el verdadero hombre de valor busca aunque sea la basura para ver que rescata y lo puede vender para sobrevivir.... si no es asi digame ud como es la situacion .. si ha existido corrupcion y en el actual gobierno sigue ....... el gabinete de gobierno son ineficientes. e alli el rpoblem
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Anónimo
09/04/2015
15:57 pm
Me atrevo a poner una lista de valores universales con los que concuerdo plenamente: el respeto, la libertad, la bondad, la justicia, la igualdad, el amor, la responsabilidad, la honradez, la solidaridad, la verdad, la valentía, la amistad, el honor y la paz. Debe resultar obvio que esos valores muestran un camino para crear \"encuentro, cercanía humana\" y que ...\"chocan con la violencia...\". Dichos valores, inclusive, nos orientan hacia el cuido de nuestro medio ambiente, tan vital. Poco puede hacerse en las escuelas si la mayoría de las familias aportan muy poco a los niños en los valores mencionados. Muchas familias, prefieren el individualismo, el aislamiento, el hedonismo consumista, el chisme, las telenovelas; viven de falsas apariencias, la violencia y el egoísmo. Prefieren vivir en sus burbujas \"libres de maras\", olvidándose del dolor ajeno. Todo ello se reproduce generacionalmente, creando tanques de apatía, soberbia y egoísmo. Y por supuesto
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Anónimo
09/04/2015
14:28 pm
Deberian comenzar por eliminar la evasion fiscal. La gran empresa evade impuestos y deberia el actual gobierno solicitar a USA, el sistema que tienen ellos para verificar las declaraciones de impuestos de la gran empresa salvadoreña y que paguen. El actual gobierno deberian de llenarlo con personas honestas y capaces, que trabajen por un salario adecuado y que sirvan a quienes les pagan, el pueblo. Quizas eso seria un buen primer paso, para comenzar a sanar a un pueblo en agonia.
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Anónimo
09/04/2015
13:07 pm
Estoy de acuerdo en que un país con desigualdades graves, es difícil que encuentre la paz y la conciliación, sin embargo, creo que el asunto no es quitarle la iniciativa a quienes \"tienen como objetivo establecer su vida en burbujas de bienestar y consumo\", ya que es un derecho de todos el aspirar a una vida de bienestar, (por supuesto sin arrebatarle a otros sus bienes), sino el verdadero problema es que no existan las oportunidades para que todos puedan aspirar a ese bienestar. Lo que debemos hacer es generar las oportunidades de lograrlo. El consumo de productos no sería dañino si los productos se fabricaran en El Salvador, en fábricas responsables socialmente y éticas en la gestión de su personal. El capital entonces serviría para el desarrollo de un bienestar general. Hay que enseñar a las personas a ser solidarias y apoyar a los que no tienen tantas habilidades a fin de que las desarrollen, para que por sí mismos logren sus metas.
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