¿Qué país queremos?

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Editorial UCA
14/01/2013

2013 ha tenido un arranque vertiginoso. Los transportistas reclaman lo que consideran suyo, los exmilitares que supuestamente participaron en la guerra protestan por lo que creen son sus derechos ganados, los maestros agremiados anuncian presiones para dar pelea por sus reivindicaciones, el personal de los hospitales está protestando también por el respeto a su trabajo. En fin, importantes sectores de la sociedad le han dado al año nuevo un perfil de beligerancia que al parecer se mantendrá a lo largo de los próximos meses.

El común denominador de estas manifestaciones es que, pese a sus alcances en la vida nacional, solo enarbolan los intereses sectoriales de quienes las organizan, sin que aparentemente haya preocupación genuina por el rumbo del país en su conjunto. No es que la lucha por las reivindicaciones propias esté mal, pero hace falta una perspectiva de país que aglutine todas las necesidades que se amontonan individualizadas y desvinculadas. El inicio del año es una buena oportunidad para sacar la mirada del propio ombligo, para ver más allá del círculo inmediato. Es un momento propicio para convencernos de que es posible alcanzar metas de nación si hay labor compartida.

Aunque se nos diga lo contrario, no hay claridad sobre el país que deseamos. ¿Hacia dónde queremos caminar en la construcción de El Salvador? ¿Qué tipo de cambios queremos impulsar? El actual Gobierno va prácticamente de salida. En los menos de 17 meses que le restan será imposible que implemente los cambios estructurales que no emprendió en los tres años y medio que lleva de gestión. Además, para algunos sectores, es casi una locura pedir consensos nacionales en un año eminentemente electoral. Alcanzar un acuerdo de conjunto sobre el país que queremos implica muchos y serios retos que no conciernen solo a la clase política, que es probablemente la menos interesada en que las cosas cambien, enfrascada como está en la próxima elección.

El reto de delinear —aunque sea a grandes rasgos— el país que merecemos le corresponde a la sociedad civil, al movimiento popular, a la ciudadanía en general, con una condición básica: apertura al diálogo, esto es, a escuchar a los demás, dejando de lado los intereses propios en la búsqueda de un proyecto que represente e identifique a todos. Esta es la gran tarea de la sociedad civil salvadoreña. Si los políticos y el Gobierno rehúyen emprenderla, es necesario que la sociedad civil tome la iniciativa y se encamine hacia un diálogo franco y sincero con todos los sectores, dejando de lado cualquier pretensión de representar a la ciudadanía mediante esfuerzos de grupos particulares.

En el proyecto de El Salvador que queremos, debe abordarse en conjunto la solución a los grandes problemas del país. ¿Cómo hacerle frente a la impunidad, la corrupción, los déficits de los servicios educativo y de salud, el desempleo, la problemática fiscal, la violencia y la exclusión económica-social? Si esto se da, con seguridad cada sector verá que sus demandas particulares cobran amplio significado en el contexto de un nuevo país. Debemos todos, además, ser signo de esperanza. Debemos apostarle a una cultura donde la vida vuelva a tener valor; a la solidaridad en medio de tanto individualismo; a la creatividad y a la identidad propia; al cuido y defensa de los recursos naturales frente a la avaricia depredadora. Es hora de que nos sentemos a pensar juntos el país que queremos.

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Anónimo
22/01/2013
19:45 pm
Ante un panorama nacional tan pesimista, la unica alternativa realmente viable a estas alturas de nuestro desarrollo es retomar la lucha armada y hacer la Revolucion Socialista en El Salvador.
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Anónimo
14/01/2013
16:04 pm
Realmente todos deseamos un pais el cual todos tengamos igualdad de derechos, oportunidades y sobre todo de vivir en paz. Muchos Emigramos buscando en otros paises "El pais que queremos",un pais de oportunidades el cual es oscuro. Las universidades siguen "vomitando" profesionales sin importarles hasta cierto punto el futuro profesional que han creado,en cambio las empresas hacen y deshacen con el valor profesional lo que se les plasca,El sistema politico por mas genuino sigue alienandoce de otros sitemas. Y como dice un gran personaje Gandhi " Sé el cambio que quieras ver en el mundo."
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