Las estadísticas sobre la población analfabeta de nuestro país discrepan entre ellas. Las más optimistas hablan de una tasa de alfabetización de entre el 80.2% y el 82.2%. Ello significa que de cada cien salvadoreños, entre veinte y dieciocho son analfabetos, es decir, no pueden leer ni escribir. Lo que sí constatan con claridad las estadísticas es que la tasa de analfabetismo es mucho mayor entre las mujeres. De cada diez personas analfabetas, seis son mujeres y cuatro son varones.
Si nos referimos a los analfabetos funcionales (personas que pueden leer y escribir, pero que en realidad no son capaces de entender un texto), la situación es mucho más dramática. Según los datos que maneja el Ministerio de Educación, el analfabetismo funcional prácticamente se acerca al 50% de la población.
Al revisar las estadísticas internacionales, se observa que El Salvador está en la posición 139 del total de 201 naciones de la comunidad internacional. Por debajo de nuestro país solo encontramos a Honduras, Belice, Guatemala, Nicaragua y a países de África y Asia. Todo ello nos muestra que El Salvador tiene todavía un camino largo por recorrer en este aspecto tan transcendental.
No poder leer o escribir es una de las mayores limitaciones para participar en la sociedad. Las personas que no pueden leer o escribir quedan excluidas de muchas actividades que para los alfabetizados son normales. No poder leer el periódico, no poder saber lo que dice un anuncio, no entender una hoja volante... Las personas analfabetas son totalmente dependientes de otros. En pleno siglo XXI, esto es un verdadero drama. Analfabetismo va ligado a pobreza, desempleo, marginación, abuso...
Si se quiere dar un paso para la incorporación de esta población, es muy urgente la alfabetización; es un deber del Estado hacer todo lo que esté a su alcance para que los índices de alfabetización crezcan y se acerquen lo más posible al cien por cien de la población. Esta es una tarea urgente de cara a hombres y mujeres que por su pobreza no pudieron ir a la escuela como la mayoría. Alfabetizar es una necesidad, es devolver a las personas su dignidad y darles un instrumento para que se integren a la sociedad.
En estos tiempos en que tanto se habla de cambio, la alfabetización puede suponer un gran cambio para las personas que accedan a ella. La tarea no será fácil: el total de la población por alfabetizar asciende a casi 700 mil personas de más de quince años de edad.