Alto al genocidio

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Editorial UCA
18/07/2014

En el marco de la operación militar que desarrolla contra la Franja de Gaza, Israel dio un poco más de cinco horas a los palestinos para que abandonaran sus hogares o se apertrecharan de víveres, y reanudó los bombardeos. La aviación israelí lanzó el miércoles pasado hojas volantes conminándolos a marcharse por su propia seguridad; un preámbulo de la ofensiva terrestre que desató el jueves el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, con miles de soldados de infantería y tanques. El mensaje de esos volantes son una muestra de la extrema crueldad de la acción militar que castiga a Palestina, pues la población de Gaza no puede huir: todas sus fronteras están controladas y bloqueadas por Israel. Desde que comenzaron los ataques hace más de una semana, y hasta antes del inicio de la ofensiva terrestre, de acuerdo a Naciones Unidas, más de 220 palestinos habían sido asesinados por las bombas israelíes; la mitad de los muertos, mujeres y niños. A esa lista de horror se sumaron cuatro infantes, al parecer primos entre ellos, que nadaban en una playa de la Franja y fueron blanco de un cazabombardero F-16 de fabricación estadounidense.

Israel ataca, dice, para responder y parar el lanzamiento de cohetes de Hamás. Para ello, ha bombardeado hospitales, escuelas y viviendas, porque la organización los utiliza para esconderse; y esa es la razón, dicen las autoridades israelíes, de que mueran civiles. Así hizo George Bush cuando invadió Iraq para, según él, evitar que atacara al mundo. En El Salvador, se masacró a la comunidad de El Mozote y otras aledañas para hacerle daño a la guerrilla. Pero la historia en Iraq y en El Mozote demostró la mentira y la barbarie; en realidad, se asesinó a población inocente, sobre todo niños. En Iraq no se encontraron armas químicas; las exhumaciones en El Mozote desvelaron osamentas de niños y mujeres. Ahora en Palestina siguen muriendo inocentes. Las bajas de Hamás son pocas; la mayoría, como siempre, son civiles.

Las imágenes de entierros, de padres clamando al cielo con los cuerpos de sus hijos en brazos llegan a diario. ¿Por qué en Occidente solo sabemos de los palestinos cuando mueren asesinados? Quizá, como dice Eduardo Galeano, porque Gaza se convirtió en una ratonera sin salida desde que Hamás ganó limpiamente las elecciones de 2006. La lección de Israel es brutal: los palestinos tienen que fijarse a quién elijen para no exponerse a ser castigados colectivamente. Pero la desgracia del pueblo palestino viene desde mucho antes. El 31 de mayo de 1948, con el auspicio de la ONU, el Ejército israelí se plantó en territorio palestino y expulsó a todos los habitantes árabes, que se convirtieron en refugiados en la Franja de Gaza. Desde entonces, Palestina es un pueblo ocupado que lucha por su territorio. Y desde entonces, Israel ha hecho lo que ha querido con ellos. Actualmente, en los 350 kilómetros cuadrados que componen la Franja de Gaza viven hacinados más de dos millones de palestinos. Para tener una idea, es como si toda la población del departamento de San Salvador viviera en el municipio de Santa Ana.

En el fondo, la operación militar de Israel no pretende responder a Hamás ni detener el lanzamiento de cohetes. Mucho menos, como afirman, lograr la paz. Los ataques contra una población indefensa y acorralada es la fase final de una campaña de décadas para limpiar Gaza de palestinos. Como explica Noam Chomsky, "Israel utiliza sofisticados aviones de ataque y buques de guerra para bombardear densamente atestados campamentos de refugiados, escuelas, edificios de apartamentos, mezquitas y barrios bajos, para atacar a una población que no tiene fuerza aérea, ni defensa aérea, sin marina, sin armas pesadas, ninguna unidad de artillería, sin armadura mecanizada, no hay ningún comando en el control, ni Ejército... y lo llama una guerra. No es una guerra, es un asesinato".

Algunos sectores de la comunidad internacional han condenado los ataques de Israel por las masacres que está perpetrando. Pero el Gobierno de Netanyahu no se inmuta; lejos de detenerse, amplió la invasión terrestre del territorio palestino. Como dijimos, la Franja de Gaza tiene bloqueadas todas sus fronteras, por lo que se ha convertido en la cárcel a cielo abierto más grande del mundo. No hay salida ni refugio posible para los palestinos. Hay que parar este genocidio, hay que pronunciarse, hay que denunciar sin ambages lo que Israel sigue haciendo con el pueblo palestino.

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