ANDA: un desastre, un reto

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Editorial UCA
17/09/2019

Es innegable que el servicio de la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados (ANDA) es de muy mala calidad. Los cortes frecuentes y prolongados, las altas tarifas a pesar de un suministro no garantizado, las sospechas sobre la calidad del líquido y las múltiples fugas en las tuberías son señalamientos constantes de la población. El acceso al agua potable es un derecho humano y condición imprescindible para una adecuada calidad de vida. Por ende, garantizar un continuo y adecuado suministro a un precio razonable debería ser una de las principales preocupaciones de cualquier Gobierno que en verdad tenga el propósito de servir a los ciudadanos.

La falta de agua en amplias zonas de El Salvador es cosa diaria. En el campo y en los asentamientos urbanos precarios, ello obedece principalmente a que no existen acueductos que lleven el líquido hasta los hogares; en las zonas urbanas, pese a existir un sistema de distribución formal, son muchas las comunidades, barrios —en especial, los populares— y residenciales que pasan días sin recibir agua o la reciben de forma irregular. Para la clase trabajadora y para los pobres, construir una cisterna es un sueño inalcanzable. Si ANDA tuviera en cuenta esa realidad y quisiera dar un adecuado servicio a los más necesitados, procuraría mantener abastecidas a las colonias más populares, en las que no hay posibilidad de almacenar agua en grandes cantidades, y racionaría el abastecimiento en los residenciales y apartamentos de lujo, pues estos cuentan con reservorios propios y, por tanto, sus habitantes ni siquiera se dan cuenta de si el servicio de agua es continuo o no.

Pero parece que las autoridades de ANDA piensan al revés: hasta la fecha, han optado por ofrecer un servicio continuo a las familias de mayores ingresos y uno irregular, llegando hasta el desabastecimiento, a las de menores ingresos. La preferencia por las familias de altos ingresos es tal que incluso se les favorece con la facturación; en algunas residenciales de lujo, el cobro por el servicio no se corresponde en nada con la mucha agua que consumen. Por ello no es extraño que en los últimos años las principales protestas en el país hayan tenido relación con la falta de agua. Que la gente salga a cortar la circulación vehicular en calles de gran tráfico en protesta por la falta de servicio da una idea clara de lo mal que está la situación.

El mal servicio de ANDA ha ido de la mano del perfil de sus presidentes y funcionarios, la mayoría colocados a dedo, en base a amiguismos y favoritismos, no por su capacidad técnica. Pero también es efecto de la corrupción al interior de la institución y de que no se han tomado las decisiones adecuadas. Al ser ANDA una empresa nacional que da servicio a todo el país, debería descentralizarse o, al menos, desconcentrarse, para acercarse lo más posible al usuario y así responder con prontitud a sus demandas. Es irracional y poco eficiente mantener centralizada la administración de una empresa de tan grandes dimensiones y tan alto número de usuarios. He acá un reto claro y de urgente solución para el Gobierno de Nayib Bukele. Enderezar ANDA y garantizar un adecuado suministro de agua potable sería, sin duda, uno de los logros que más agradecería la población.

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Ing.
22/09/2019
23:19 pm
PARTE III. El asunto es que obligadamente se debe levantar y reestructurar a ANDA. Yo me atrevería a sugerir que esta Institución sea declarada en “Estado de Calamidad Pública”, para que goce de beneficios extraordinarios por cuatro años, a fin de poder auxiliarla y resucitarla. Su Presidente debería ser un Ingeniero Civil con Especialidad en Ingeniería Sanitaria y Ambiental, acompañado por Directores con experiencia en las áreas: Hidrogeología, Ecología y Medio Ambiente, Financieras y de Administración de Empresas, cada uno de ellos con mínimo de diez años de experiencia comprobada. Además, contar con el firme respaldo del Gobierno Central y Tranparente Control de la Corte de Cuentas. Yo vivo en California, USA, y no tengo interés alguno en participar en este proyecto.
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Ana568286747
23/09/2019
10:01 am

El editorial y este comentario me dan esperanza de que su lectura impulse a estudiantes, profesionales y personal UCA (y otras) a enterarse, retomar el tema y hacer incidencia al respecto. Espero que usted también comparta estas ideas y su experiencia con en columnas de prensa escrita y a través de comentarios en redes sociales. Pienso que los temas más sentidos en nuestras comunidades son por los que debemos movilizarnos en todo aspecto que nos sea posible.

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Ing.
22/09/2019
23:17 pm
PARTE II. intermedios; pero un forzado cambio de Administración en 1967, propició que se empezara a derrumbar la mística y empezar a asomar signos de corrupción. En lo personal, después de haber laborado diez años renuncié en 1971 y me incorporé a trabajar desde entonces con la empresa privada. Da profunda tristeza que ANDA haya sido inmisericordemente saqueada por la profunda corrupción, no sólo por los mandos superiores sino que también por los niveles bajos e intermedios, a través de las sucesivas administraciones integradas por personas incapaces pero rapaces, a tal extremo que uno de sus ex presidentes, estuvo preso por un sonado caso. Otro, jefe de seguridad de una de las 14 familias, hizo que ANDA comprara a esa familia un edificio con bandera roja, que todavía está como amenaza en el Centro de San Salvador. Y así, sucesivamente hay numerosos casos de corrupción que no trascienden al público.
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Ing.
22/09/2019
23:14 pm
PARTE I. Muy oportuno y acertado análisis. Tengo el privilegio de ser el único sobreviviente Ingeniero Fundador de ANDA y siento muchísimo que una institución creada para vitalizar el desarrollo social y económico de nuestro país, en 1961, se encuentre en este estado calamitoso. La primera administración de ANDA fue honesta y con el soporte de USAID, tuvo el tino de enviar a varios profesionales a capacitarse mejor en el exterior, para poder iniciar una nueva institución con mística de trabajo, que supo permear a sus mandos bajos e intermedios; pero un forzado cambio de Administración en 1967, propició que se empezara a derrumbar la mística y empezar a asomar signos de corrupción. En lo personal, después de haber laborado diez años renuncié en 1971 y me incorporé a trabajar desde entonces con la empresa privada. Da profunda tristeza que ANDA haya sido inmisericordemente saqueada por la profunda corrupción, no sólo por los mandos superiores sino que también por los niveles bajos e int
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