El agua, problema nacional

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Editorial UCA
12/10/2012

La celebración del Día Interamericano del Agua, el 5 de octubre recién pasado, ha puesto de nuevo sobre el tapete la grave problemática hídrica de nuestro país y la necesidad de acciones urgentes que garanticen el vital recurso y su calidad en el mediano y largo plazo. Un estudio de la calidad del agua en los ríos salvadoreños, realizado por el MARN en 2011, muestra que ninguno tiene agua de excelente calidad; apenas el 12% la tiene de buena calidad; por el 50% circula líquido de regular calidad; y en el 39% restante la calidad del agua es mala o pésima. Por otra parte, según un estudio del PNUD de hace dos años, más de la mitad de los hogares pobres no tienen acceso a agua potable. Otros informes aseguran que el agua disponible apenas alcanza para cubrir la demanda del país, lo que en un futuro cercano significará escasez real de agua. En este tema, tampoco se puede olvidar el compromiso asumido por El Salvador de cumplir los Objetivos del Milenio para 2015, en los que se propone, entre otros puntos, reducir a la mitad el número de hogares sin acceso al agua potable y disminuir la pérdida de los recursos del medioambiente.

Tanto organizaciones de la sociedad civil como el Gobierno, a través del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, han tomado cartas en el asunto y llevan años buscando una solución a la problemática. Una importante iniciativa es el anteproyecto de Ley General de Aguas, que fue presentado a la Asamblea Legislativa por los titulares del Ministerio en marzo de este año. Pero seis meses después, la discusión sobre esta ley no ha avanzado, y se ve lejano el día en que por fin pase al pleno de la Asamblea para su discusión y aprobación. Algunas organizaciones han señalado que el anteproyecto tiene vacíos y contradicciones, y que debe ser mejorado. Incluso han propuesto dónde y cómo hacer las mejoras. Estos aportes deben tomarse en cuenta para que la ley que llegue a aprobarse sea buena, tanto en su contenido como en su estructura jurídica y en una fácil aplicabilidad.

En 1992, la Conferencia Internacional sobre el Agua y el Medio Ambiente definió cuatro principios sobre el recurso que deberían ser respetados internacionalmente: el agua es un recurso vulnerable y finito, esencial para mantener la vida, el desarrollo y el medioambiente; el desarrollo y la gestión del agua deberían estar basados en un enfoque participativo, involucrando usuarios, planificadores y realizadores de política a todo nivel; la mujer juega un papel central en la provisión, el manejo y la protección del agua; y, finalmente, el agua es un bien público y tiene un valor social y económico en todos sus usos competitivos. Estos principios no pueden ser dejados de lado en la Ley General de Aguas que se apruebe, así como tampoco en la misma puede faltar la visión de gestión integrada de los recursos hídricos que promueve la Asociación Mundial por el Agua.

El Salvador, por su especial y crítica situación de los recursos hídricos, requiere de una ley que responda a los principios internacionalmente asumidos sobre el agua, que sea muy clara, coherente y sin vacíos. Una ley que responda a los intereses de la nación y de la mayoría de la población. De nada servirá una normativa que se asemeje a la que se aprobó en 1981 con el rimbombante nombre de Ley de Gestión Integrada de los Recursos Hídricos, la cual fue incapaz de detener la crisis que hoy vivimos.

En la Asamblea Legislativa descansa una buena cantidad de anteproyectos de ley que El Salvador requiere para ir regulando aspectos importantes de la vida nacional, como el agua, la soberanía y seguridad alimentaria, la vivienda social, el desarrollo de la ciencia y la tecnología, la función pública y los partidos políticos, por citar solo algunos. Este cuerpo de leyes, todas necesarias para el bienestar de la población y promover el desarrollo del país, debe ser estudiado a fondo y perfeccionado por las comisiones correspondientes en la Asamblea Legislativa. Es hora de que los diputados y sus asesores se empleen a fondo en la tarea para la cual fueron elegidos; es hora de que solucionen la falta de claridad y rigor técnico de algunos anteproyectos de ley, y que luego aprueban las leyes que tanta falta le hacen a nuestro país.

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