Independientemente de quién gane las elecciones presidenciales, una de las principales demandas sociales en 2019, junto a la no privatización del agua, será la dignificación de las pensiones. Pocos temas son tan sensibles a nivel nacional. De acuerdo a la Superintendencia de Pensiones, solo una quinta parte de los adultos mayores recibe algún tipo de pensión. Sin embargo, si nos limitamos a la pensión por vejez, únicamente el 12.6% de los salvadoreños mayores de 60 años tiene acceso a la misma. Según al informe “Presente y futuro de la protección social en América Latina”, de la Organización Internacional del Trabajo, 62 de cada 100 adultos de 65 años o más no recibe pensión ni salario en nuestro país.
Aunque la lucha por dignificar las pensiones debe, por ética y justicia, incluir a los ya pensionados, las demandas por una pensión justa vendrán especialmente de quienes están cotizando en una AFP. De acuerdo a datos de la Superintendencia del Sistema Financiero, hasta mayo de 2018 había unos 3.3 millones de salvadoreños afiliados al sistema previsional. Sin embargo, apenas una quinta parte de ellos, el 21.6%, cotiza regularmente y, por tanto, tendría garantizada una pensión en su vejez.
Además de la escasa cobertura, el otro grave problema del sistema privado de pensiones es el exiguo monto de las mismas, insuficiente para un retiro digno después de años de trabajo. Los números no mienten. Los montos de las primeras pensiones otorgadas por las AFP refutan categóricamente las promesas hechas por las administradoras privadas y sus defensores. Los trabajadores cotizantes toman cada vez más conciencia de esta realidad. Por ello, muy probablemente, resolver el tema de las pensiones será una de las primeras demandas que movilizarán a buena parte de la población una vez tome posesión el nuevo Gobierno.
Los candidatos a la Presidencia saben que las promesas de mejores pensiones fueron cantos de sirena y que el actual sistema ha beneficiado a las administradoras privadas en perjuicio de los trabajadores. Prácticamente todos los candidatos han reconocido esta injusticia y han prometido repararla, incluso aquellos cuyos partidos han defendido el sistema privado. Hugo Martínez promete implementar un sistema mixto; Calleja, aumentar la cobertura a través de la creación masiva de empleo; y Bukele apunta a una reforma integral, en la que lo más importante sea la persona y no las AFP. No obstante, ninguno ha explicado cómo harían realidad sus ofrecimientos.
Las pensiones son un tema capital porque afectan directamente a las familias y a la economía en su conjunto. Crece en el país un sentimiento generalizado de indignación por la cruda realidad de unas pensiones de hambre. Por ello, las ofertas de los candidatos de mejorarlas abren la puerta a una movilización social que obligue a que el nuevo Presidente cumpla lo prometido. Sea quien sea el ganador de los próximos comicios, uno de los primeros exámenes que deberá pasar para demostrar que no es más de lo mismo —como todos dicen— será garantizar una vejez digna para los pensionados, tanto los actuales como los futuros.