Los periódicos están dedicados a evaluar los primeros cien días del actual Gobierno. Los analistas opinan según gustos y tendencias, pero algunos datos son inobjetables y claros. Para comentarlos, partimos de la última encuesta del IUDOP, que en muchos aspectos coincide con otros sondeos publicados por los periódicos, como el de La Prensa Gráfica, por poner un ejemplo. Mauricio Funes continúa manteniendo una sólida evaluación de su persona y el FMLN se ha establecido en una cómoda posición de aprecio ciudadano. Curiosamente, los dos sectores que algunos analistas y, por supuesto, el partido Arena quieren enfrentar mantienen una sólida posición de respeto de la opinión pública.
Sin embargo, los datos no deben engañar a Mauricio Funes ni al FMLN. Cien días son pocos después de 20 años de Gobiernos de Arena; es normal que se mantengan las expectativas del cambio durante más tiempo del que podría darse ante un Gobierno continuista. Basta con recordar la cómoda posición del presidente Saca a los cien días del inicio de su administración, también establecida sobre una idea de cambio que se manejó durante la campaña electoral y en los primeros meses de gobierno, mostrando un talante muy distinto al del presidente Flores.
Cuando se observan las preocupaciones de la gente encuestada, se ve con gran claridad que siguen siendo las mismas: la violencia y la economía continúan en los primeros lugares de preocupación ciudadana. La población sabe que en cien días no se puede mejorar una economía golpeada por una crisis internacional, ni se puede hacer descender a una violencia desatada y profundamente arraigada en redes y organizaciones tan duras y de tanta fortaleza como lo son las maras o el narcotráfico.
En ese sentido, el actual Gobierno tiene que considerar que lo sólido de su posición en la opinión pública está arraigado más en la esperanza que en los hechos. Y aunque es cierto que ha habido algunos hechos positivos, éstos no son lo suficientemente fuertes como para que la gente contemple un horizonte más halagüeño. El enfrentamiento de los problemas de salud con mayor energía, la mayor atención a las necesidades de los ancianos y de los estudiantes de los municipios en pobreza, el diálogo que se pretende entre sectores del capital y del trabajo —acompañados de la academia— son signos, entre otros, claramente positivos.
Pero, a la larga, si no hay un combate claro a la delincuencia, y si las perspectivas económicas no despegan, las posiciones en las encuestas comenzarán a bajar. Y con el problema de que el Gobierno del FMLN no encontrará las simpatías que con tanta facilidad protegían a los Gobiernos anteriores desde los medios de comunicación. En esos dos temas, violencia y economía, tenía razón el presidente Funes cuando dijo que su administración no puede darse el lujo de equivocarse. Porque si se equivocan, los medios de comunicación y los poderes fácticos le pasarán la factura con mucha más dureza de como lo hacían con Arena.