Enfermedades y soluciones

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La pandemia de gripe ha creado una gran preocupación en muchos de nuestros compatriotas. Hay que enfrentarla, ciertamente, pero con la mayor racionalidad posible. Dar la orden de cerrar completamente una universidad, en vez de simplemente suspender las clases, ni es justo ni lógico, y es normal que diversas universidades hayan protestado por el cierre total. Suspender las clases puede tener sentido, pero no lo tiene cerrar la librería o el centro de informática universitario si simultáneamente no se cierran todas las librerías del país o los centros de informática de las empresas y del mismo Gobierno.

La información y análisis temprano, las medidas de precaución higiénicas, de relativo aislamiento, e incluso la revisión de las pautas de comportamiento cultural en el modo de saludarse son necesarias, como lo es también el proveerse de vacunas y antivirales adecuados. Pero esta pandemia debe hacernos reflexionar sobre las enfermedades crónicas de nuestro país, que con frecuencia son más letales que la actual gripe, y que no son enfrentadas desde una política adecuada de salud pública.

Pronto, el último domingo de septiembre, será el Día Mundial del Corazón. Y a pesar de la cada vez mayor incidencia de las enfermedades cardíacas, es poco lo que se conoce y promueve en el campo preventivo. De enero a junio de 2006, los médicos forenses de El Salvador reconocieron 1979 personas fallecidas a causa de enfermedades. De ese total, 399 habían fallecido o bien a causa de infartos cardíacos o de otras dolencias del corazón; más del 20% del total de los fallecidos. Sin embargo, continuamos con muy poca información sobre la repercusión de ciertos hábitos alimentarios. La comúnmente llamada comida basura, donde abunda la hamburguesa, las papas y el pollo frito, continúa promoviéndose como comida normal y sana.

A causa del alcoholismo aparecían en la lista de defunciones 348 personas; aproximadamente, el 17% de los muertos. Y el alcohol sigue siendo uno de los elementos básicos del ocio, la diversión e incluso el vicio de El Salvador, sin que se promuevan campañas serias en su contra. No sólo crea enormes disfunciones en el hogar, el tráfico y las relaciones sociales, sino que es una de las causas de mortalidad más elevadas en algunos sectores de la población.

Entre los cánceres seguían figurando a la cabeza el cérvico uterino en las mujeres y el gástrico en el conjunto de hombres y mujeres. Dos enfermedades en las que la prevención y los hábitos dietéticos o de higiene pueden prevenir gastos, dolores y muerte. Entre el número general enunciado, la gastroenteritis mató a 48 personas, de las cuales 35 eran niños menores de dos años. De nuevo, un tipo de enfermedad donde la prevención y el cuidado juegan un papel fundamental, y donde el acceso pronto a los servicios de salud es básico. Si a ella le añadimos la desnutrición, con 45 víctimas, contemplamos un panorama en el que se advierte una clara desprotección de la niñez.

En los meses que llevamos, la gripe A no ha sido tan letal como algunas de las enfermedades o problema s señalados. Con seguridad, tampoco ha sido tan letal como el tránsito irresponsable o, mucho menos todavía, como la plaga de homicidios que sufrimos. Sin embargo, con respecto a la gripe A se han tomado decisiones drásticas, que en conjunto apoyamos. La doctora María Isabel ha desplegado una gran actividad y la gran mayoría de sus decisiones ha sido muy acertada. Queda ahora como desafío para la conciencia nacional, y para el Ministerio de Salud, entre otros, enfrentar esta especie de pandemias constantes que cada día nos afectan y causan dolor y muerte. Ojalá el día dedicado al corazón, que celebraremos próximamente, nos ayude a ir enfrentando, entre todos, los problemas de salud de El Salvador.

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