Enfermos de intransigencia

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Editorial UCA
16/03/2015

La polarización política e ideológica en El Salvador es tan fuerte que ya no hay lugar para escuchar la opinión de los que son considerados enemigos políticos, o simplemente de los que piensan distinto, pues se aplica con facilidad la máxima que afirma: “Los que no están conmigo están contra mí”. Esto, por supuesto, es perverso y nocivo, porque no permite ningún tipo de diálogo y lleva a desacreditar siempre al contrario, por mucho que tenga razón en algunas cosas o haga propuestas que pueden ser beneficiosas para el país. Esta actitud se constata en muchos de los artículos de opinión publicados en los medios de comunicación durante las campañas electorales. En esos períodos, la mayoría de articulistas optan por convertir sus columnas en espacios de propaganda política para defender a ultranza a un determinado partido político o candidato, y atacar al contrario, dejando de lado el análisis serio de las propuestas partidarias, su viabilidad o su valor para el bienestar de El Salvador. Y, lo que es peor, esa intransigencia partidaria se vuelca —en forma de descrédito— sobre toda persona o institución que piensa diferente.

Esta práctica también es común entre un buen número de candidatos y representantes de los partidos políticos. Con facilidad condenan proyectos que podrían ser buenos para la ciudadanía; pero por ser propuestos por el contrincante político, son desacreditados de inmediato y sin matices. Un ejemplo es la valoración que se ha hecho del Sitramss. Reconociendo todos los problemas y atrasos que ha tenido este proyecto, y estando claro que el Gobierno lo usó para favorecer electoralmente al FMLN, no se puede negar que el Sitramss es el primero y más valioso esfuerzo que hasta ahora se ha hecho para ofrecer un sistema de transporte de calidad. Sin embargo, para los que se oponen al FMLN, es solo un despilfarro de dinero y un error garrafal. Esto pese a que Arena tuvo un proyecto muy parecido para resolver el grave problema del transporte en el área metropolitana de San Salvador, que no se implementó simplemente porque perdió el Gobierno. Es esta cerrazón ideológica la que mantiene empantanados los discursos e impide construir un proyecto de país a través del acuerdo político.

Actualmente, es imposible criticar el trabajo del Gobierno o señalar problemas reales en algunos de sus proyectos sin ser considerado reaccionario o de derecha. Muchas organizaciones afines al FMLN no toleran ningún reparo en relación al partido; se apartan del que expresa una opinión crítica. Esta defensa a ultranza no le hace ningún favor al Frente, pues dificulta que se rectifiquen los errores cometidos, propios de quien ejerce funciones públicas, y de este modo se aparta de la relación directa con la ciudadanía. Pero lo mismo ocurre si se critica a Arena: inmediatamente se es acusado de apoyar al FMLN y de hacer campaña a su favor.

Así le ha tocado a la UCA a lo largo de su historia. En el pasado se le atribuyó ser la autora intelectual de los planteamientos revolucionarios de la guerrilla, y por ello sufrió persecución. Persecución que se tradujo en el asesinato de seis de sus más prominentes académicos. Cuando la Universidad defendió el diálogo y la negociación como la única salida al conflicto armado, fue tildada de revisionista y de contrarrevolucionaria. Más tarde, en la posguerra, por criticar determinadas acciones del FMLN, ha sido acusada de “derechizarse”; mientras que otros consideran que sigue apoyando al FMLN porque sus encuestas, dicen, lo favorecen. En este sentido, es ilustrador leer los comentarios que se publican en Internet a los distintos editoriales de la UCA.

Hay personas que no soportan que los editoriales no coincidan con lo que ellos piensan u opinan, y entonces la acusan de apoyar a la derecha o a la izquierda, según sea la línea ideológica del que comenta. Todo se juzga desde un punto de vista partidario, no por la razón que se tenga, por el análisis que se haga o por los valores que se defiendan. Parece que no es posible coincidir con la visión de un determinado partido sin ser acusado de apoyarlo; en sentido contrario, si se critica una determinada decisión política es porque se apoya a los detractores de quien la tomó. La UCA no se debe a ningún partido político, sino a sus principios y valores, que están tomados del Evangelio, y, en consecuencia, a la población salvadoreña, en especial a aquella cuyos derechos son negados. La posición de la Universidad se sustenta en la defensa de los derechos humanos, especialmente de los pobres y excluidos; en la defensa de la igual dignidad de todo ser humano, en la búsqueda del bien común y en la lucha contra el mal que tan a sus anchas campa en nuestro país. Y para eso necesita ser independiente: para poder expresar su opinión con libertad y criticar lo que considera que no contribuye al bien común, que no beneficia a la gente, que va en contra de los pobres, venga de donde venga.

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Anónimo
18/03/2015
10:54 am
El problema de la UCA es que no vive dentro de sí lo que predica hacia afuera. El discurso es hermoso pero pobremente concretizado dentro de sus muros y mucho menos en la realidad de nuestro país y su gente. Su finalidad no se está cumpliendo, revisen.
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Anónimo
17/03/2015
05:54 am
Eso de la intransigencia es característico del sectarismo político, aunque hay que reconocer que esta presente también en los credos religiosos u otros segmentos sociales. En Honduras tenemos una persona en la presidencia que no oye ni responde a los clamores del pueblo y cuando lo hace es con bayonetas y gases lacrimogenos. Así es este mundo que camina en tres patas.
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Anónimo
17/03/2015
02:54 am
La intransigencia en efecto no deja avanzar a las personas, ni el país. Y, lo peor del caso es que se fomenta esa actitud desde los partidos políticos. La mayoría de políticos no admite-bajo ninguna circuntancia- que se le ponga un espejo enfrente. Saben que lo hacen mal y por eso se muerden unos a otros. Parecen pandillas rivales.
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Anónimo
16/03/2015
17:54 pm
de acuerdo completamente con lo escrito, aunque me temo, que la uca, cae en muchas ocasiones en este problema, como fue el caso de Funes, que no sufrió las críticas de la uca, a pesar de sus desatinos. sin embargo, esta articulo es reconfortante. felicidades.
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Anónimo
16/03/2015
15:54 pm
Excelente editorial, los felicito por ser siempre objetivos en sus análisis de la realidad nacional. Son este tipo de visiones críticas y asertivas las que necesita nuestro país, para seguir adelante por nuevos y mejores derroteros. La construcción de una sociedad equitativa y justa es tarea de todos y de todas.
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