La mujer y el trabajo

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En Centroamérica y el Caribe no abunda el trabajo; se habla de más de un millón de personas que carecen de él formalmente. Y la crisis hace presagiar que a lo largo de este año medio millón más de personas se quedarán sin el que poseen. Para colmo de males, se nos dice que las mujeres serán las que se verán más afectadas por la pérdida de empleo. El hecho de tener una menor educación formal y de trabajar mayoritariamente en la maquila y el comercio, áreas que se verán más afectadas, hace presumir que así será.

Más allá de que perder el trabajo es una tragedia para cualquiera en esa situación, cuando el desempleo afecta a la mujer, los problemas aumentan en nuestra sociedad. Y ello por varias razones.

En primer lugar, la mujer es más trabajadora. Si se suma el trabajo en el hogar y el trabajo asalariado, la mujer labora diariamente en torno a una hora más que el hombre. En segundo lugar, hay muchos más hogares monoparentales que dependen de la mujer y no del hombre. Además, la mujer tiene un sentido del ahorro y de la cobertura de necesidades básicas del hogar, en general, más desarrollado que el hombre. Total, que el simple anuncio, grave para todos, de que descenderán los puestos de trabajo, se vuelve todavía más grave cuando se calcula que el desempleo afectará más a la mujer.

Por otra parte, en los intentos de reactivar la economía y aumentar los puestos de trabajo se está apostando por la construcción, sea de viviendas, caminos, infraestructura, etc. Aunque estos esfuerzos son positivos, lo cierto es que se trata de trabajos fundamentalmente masculinos. Y aunque en principio la reactivación de la construcción alienta el movimiento positivo de toda la economía, el hecho de que se trate de un trabajo más orientado hacia los hombres nos obliga a preocuparnos por la realidad laboral de la mujer.

Ante cualquier previsión de pérdida de puestos de trabajo, la sociedad y, por supuesto, el Estado deben responder con políticas públicas. En el caso de la pérdida de puestos de trabajo de la mujer, es importante que todos busquemos soluciones: desde la ciudadanía en general y las asociaciones de mujeres en particular, hasta las estructuras estatales que deben prevenir y velar al mismo tiempo por la posibilidad de que todos tengamos trabajo, y trabajo decente.

Que hay crisis todos lo sabemos. Pero tal vez no caemos en la cuenta de que si la mujer se ve más afectada con la pérdida de empleo, la crisis será mayor de lo que pensamos. Las razones son claras y las hemos mencionado antes. Ahora nos queda como desafío el tratar de impulsar el trabajo pensando en la mujer y protegiendo así no sólo a muchos hogares salvadoreños, sino a la propia capacidad productiva de nuestro país.

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Anónimo
18/09/2009
09:17 am
Excelente editorial. Felicitaciones por señalar un problema doblemente importante, en cuanto que afecta directamente a la mujer salvadoreña más desprotegida. Creo que ahora es necesario pensar en propuestas concretas para enfrentar esta situación lo antes posible.
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