La otra calentura

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Editorial UCA
25/03/2015

Nuestro país se ve con frecuencia afectado por diversas fiebres y calenturas. En el campo de la salud, las gripes estacionales, la chikungunya y el dengue nos sumen con frecuencia en el dolor y la inacción. Otras infecciones, gastrointestinales o pulmonares, afectan de vez en cuando sin que se den la medidas de salud pública preventivas pertinentes. En otro orden, el sociopolítico, se da algo parecido. La polarización política es, en realidad, una forma especial de calentura, en la que tanto los ánimos como los afectos suben de nivel, desbordándose de tal manera que la racionalidad, la capacidad de diálogo y la búsqueda del bien común quedan opacados. Las elecciones son un claro ejemplo de cómo se olvidan temas básicos de convivencia ciudadana, presentes desde el primer numeral de la Constitución, como el bienestar económico y la justicia social. Repuntan los ataques e insultos. A pesar de que se sabe que las tareas básicas de desarrollo deben ser comunes, no se habla de establecer metas en ese terreno. La desigualdad se asume como algo normal y natural, y se convive fácilmente con desigualdades organizadas y mantenidas desde el mismo Estado.

Incluso más allá de las épocas electorales, todo se politiza. Se llega fácilmente a acuerdos en el papel, pero cuando se trata de echarlos a andar, surgen inconvenientes y resistencias. El Consejo de Seguridad Ciudadana y Convivencia le ofreció al Gobierno una lista de medidas factibles y positivas contra la delincuencia, la mayor parte de ellas en el ámbito de la prevención. E hizo un cálculo de los costos que podrían tener: un poco más de dos mil millones de dólares en un plazo de cinco años. Todos estaban de acuerdo: empresarios, partidos políticos, sectores sociales. Pero cuando se planteen los préstamos o la subida de impuestos necesarios para ejecutar las medidas, se verá si realmente hay unidad o si se vuelve a la polarización y la instrumentalización política. La marcha blanca del 26 de marzo es un ejemplo de cómo una medida ideada, propuesta y aprobada por todos los miembros del Consejo, y además originalmente lanzada por un miembro de la empresa privada, puede convertirse en objeto de pugnas y críticas, e incluso disparar la imaginación de algunos que ven segundas intenciones.

La incapacidad de cooperar con lo bueno y en cambio ver sombras en todas partes, crear enemigos inexistentes en cualquier acción o decisión, es muestra de subdesarrollo político y, a la vez, factor que genera subdesarrollo socioeconómico y cultural. La crítica es indispensable en toda comunidad humana, pero la incapacidad de lograr acuerdos prácticos y ejecutables la convierte en estercolero de pleitos y discordias. Si El Salvador quiere enrumbarse hacia el futuro de un modo decente, tiene que lograr acuerdos básicos en los objetivos y en los medios que se emplearán para llevarlos a término, tanto en las grandes ideas como en el sacrificio que con frecuencia hay que hacer para convertir los proyectos en realidad. El país no se desarrollará adecuadamente si no se dan acuerdos básicos en el campo educativo, de salud, de mejora básica de salarios y de todas las redes de protección social. Y esos acuerdos serán inoperantes si no se llega a un pacto fiscal que no dañe la capacidad de inversión ni perjudique a los pobres y la clase media baja. La calentura del pleito politiquero, la fiebre de la polarización artificial, la pasión por entorpecer la labor del otro nunca nos conducirán al desarrollo ni a la superación de la violencia. Superar la calentura de la desunión que conduce al subdesarrollo permanente requiere diálogo, pero también decisión y capacidad de llegar a consensos.

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Anónimo
26/03/2015
20:55 pm
\"Estercolero de pleitos y discordias\" Eso es todo, en esta pequeña frase se reduce el actuar de nuestros representantes en el Estado.
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Anónimo
25/03/2015
19:55 pm
Excelente
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Anónimo
25/03/2015
15:56 pm
El optimista ve oportunidad en cada peligro; el pesimista ve peligro en cada oportunidad. (Winston Churchill) La calidad de un líder se refleja en los niveles de exigencia que fija para sí mismo. (Ray Kroc)
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