La seguridad pública no puede ser militarizada

6

Estamos a pocas semanas de celebrar los 20 años de la firma de los Acuerdos de Paz, que pusieron fin a la guerra que tanto dolor y sufrimiento trajo al país. Uno de los aspectos más importantes en los que se avanzó en los primeros años de paz fue la desmilitarización de la sociedad y de las estructuras del poder. El Ejército fue depurado, desaparecieron las tropas de élite responsables de las principales y más crueles masacres cometidas durante la guerra, y se profesionalizó a los miembros de la Fuerza Armada, dotándoles de la doctrina requerida para los nuevos tiempos democráticos. Los militares se recluyeron en los cuarteles para desde allí estar a la espera de cumplir con su misión constitucional de defender la patria de cualquier ataque extranjero. Fue precisamente este uno de los mayores éxitos de los Acuerdos de Paz y la base de que hoy el Ejército goce de un alto prestigio entre los salvadoreños.

La desmilitarización de la sociedad y de las estructuras de poder no solo afectó a la Fuerza Armada; también supuso la desaparición de la Policía Nacional y de la Policía de Hacienda, dos cuerpos militarizados responsables de ejercer el terrorismo de Estado contra todo aquel que fue considerado un enemigo político. Todo ello dio paso al surgimiento de una nueva policía, la Policía Nacional Civil, y a una nueva estructura de seguridad pública que debía garantizar la seguridad ciudadana, el cumplimiento de las leyes y el respeto a los derechos humanos.

Desgraciadamente, al cabo de 20 años, las cosas se han complicado mucho y la situación de seguridad pública en El Salvador no responde al deseo de paz y bienestar de la mayoría de la población y a las expectativas que los mismos Acuerdos de Paz generaron. A lo largo de estas dos décadas se han cometido errores garrafales en el área de la seguridad pública; errores que explican en buena parte los insoportables niveles de violencia e inseguridad que padecemos hoy. Se han cometido yerros tanto por no invertir en la prevención del delito como por la inadecuada represión del mismo. Haber permitido la corrupción al interior de la Policía, haber bajado la guardia en la calidad de la formación de los nuevos agentes, no haber dotado al cuerpo de los recursos técnicos necesarios para una adecuada investigación son algunos de estos errores.

Pero de ello no son únicamente responsables el Ministerio de Seguridad Pública y Justicia, y la PNC. La seguridad pública depende de un sistema complejo del que participan también la Fiscalía General, el Consejo de Seguridad Pública y la Procuraduría General de la República. Y junto a ellos está el sistema judicial, al que le corresponde el crucial papel de aplicar la ley y decidir si el presunto delincuente la violó o no. Si se ha llegado a la situación actual es porque cada uno de estos actores no ha actuado con el suficiente celo y la debida rigurosidad en el combate contra el crimen; los sistemas de seguridad pública y de justicia han funcionado ineficientemente por tradición.

En este marco, sin embargo, nada resuelve la renuncia del Ministro de Seguridad Pública y Justicia, Manuel Melgar, pues ello no obedece a su incapacidad, sino a una negociación del Ejecutivo con Estados Unidos y con algunos grupos de poder fáctico, que han exigido la dimisión a cambio de una mayor colaboración en los temas de seguridad. Más que la renuncia del ministro del ramo, la seguridad pública requiere de una reforma completa del Ministerio Público, de un Fiscal General que actué con firmeza y eficiencia en la lucha contra el crimen, y de un sistema judicial que imparta una verdadera y pronta justicia.

Pero es tanto el agobio que algunos están proponiendo volver a la militarización de la seguridad. Y el primer paso para ello sería nombrar como Ministro de Seguridad Pública y Justicia a un militar de carrera. Dar ese paso sería un error colosal; supondría echar al traste lo que tanto costó conseguir. La militarización del sistema de seguridad pública de ningún modo supondrá un mayor éxito en el combate al crimen, sino todo lo contrario, y de esto da fe el pasado reciente.

Como ya apuntamos, la mejora de la seguridad pública pasa por la reforma del sistema y requiere que los titulares de cada una de las instancias del mismo se comprometan a que estas funcionen eficientemente y con estricto respeto a los derechos humanos. Para ello, deben asignarse los recursos necesarios tanto a la prevención como a la represión del crimen, y acabar con la impunidad generalizada del crimen organizado, que cada vez opera más a sus anchas en el país. Ello es lo que único que propiciará un cambio hacia una mayor seguridad ciudadana.

Lo más visitado
5
Anónimo
17/11/2011
13:20 pm
Me parece un poco aventuradas algunas afirmaciones en el artículo, una de ellas es que se está tomando como hecho que al militarizar a la seguridad nacional; se estarían rompiendo de cierta manera los acuerdos de paz. Yo me pregunto, ¿para qué se firmaron los acuerdos de paz? para lograr un consenso entre dos partes en conflicto, pero mas importante, para lograr el cese al fuego. Ahora, yo me hago las siguientes interrogantes, ¿hay un consenso social por el bienestar del país?, pues de nombre, saco y corbata si hay muchos. ¿Hay un cese al fuego? pues entre las partes que se involucraron en el conflicto si, pero ahora el pueblo sufre la misma represión que antes, ejercida por otro actor, si, pero eso no cambia la aflicción, sentimientos y angustia de una madre que pierde a su hijo a manos de la criminalidad. Entonces, creo que la situación que vivimos necesita otra medidas, ya se probo con unos de acuerdos de p
0 0 0
Anónimo
17/11/2011
10:17 am
Este es un tema estructural que debemos abordar todos con responsabilidad, poner a A, B o C no va a cambiar los otros problemas que tenemos en el pais, esto debe venir acompañado con mas trabajo, mas apoyo a las familias para que aprendan a pescar y no solo darle pescado, cultivar valores en los niños y escuelas para ser un pais que piense, luche y de su vida por una patria mas prospera y donde se viva la paz y la armonia..
0 0 0
Anónimo
15/11/2011
18:39 pm
A quien proponen entonces, ¿a Henry Campos???? solo porque fue docente de la UCA, ojala sea una persona competente. Por otro parte los acuerdos de Paz no son estáticos, hoy necesitamos otro tipo de acuerdos con la sociedad a veinte años de diferencia algo se ha cambiado.
0 0 0
Anónimo
11/11/2011
13:20 pm
a simple vista los gringos estan queriendo consolidar un bloque en centroamerica ,y nuestro flamante mauricio funes punta de lanza,con honduras y el nuevo presidente militar de guatemala,contra la autonomia digna de los paises del cono sur.ya veremos en los siguientes dias como mueven las siguientes piezas de este ajedres en contra de los paises insuborninados que han desidido ser soberanos.
0 0 0
Anónimo
11/11/2011
10:29 am
1. Estoy de acuerdo en que no habrá cambio en la inseguridad con el solo hecho de cambiar una persona, tiene que ver con la voluntad del Estado para resolver el complejo tema de la inseguridad, desde el combate frontal a la delincuencia (corto plazo), programas de prevención (largo plazo), sistema penitenciario eficaz (corto, mediano plazo), depuración de jueces, fiscales y policías (corto plazo), que cumplan su papel la comisión coordinadora y la UTE (¿funcionan?), pero lo más importante será, la despartidización de las instituciones encargadas de la seguridad y el compromiso del Estado con una política de seguridad y desarrollo de largo plazo. 2. La afirmación de que Melgar no renuncia por incapáz me parece aventurada, en todo caso, la negociación con USA ha sido el elemento perfecto para el presidente para sacarlo, y baso mi afirmación en ¿cuán efectivo fue el ex ministro
0 0 0