La UCA, fiel a su compromiso y su historia

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Editorial UCA
23/06/2023

Desde su creación, la UCA ha estado presente en las coyunturas históricas del pueblo salvadoreño y, fiel al legado del P. Ignacio Ellacuría, ha tenido siempre sus puertas abiertas para los actores sociales que buscan reflexionar y debatir sobre el país. El análisis de la realidad ilumina posibles caminos de superación de los graves problemas que afectan a las mayorías, como la pobreza, la desigualdad, la corrupción, el irrespeto a los derechos humanos y la destrucción del Estado de derecho.

En una situación de normalidad democrática, lo natural es dialogar o propiciar el diálogo con diversos sectores y actores en búsqueda del bien común de la sociedad. Sin embargo, en el actual contexto de El Salvador, esa tarea, que para la UCA constituye además una exigencia ética, es entendida por algunos sectores como una actividad perniciosa e indebida para una institución universitaria.

Por ello, ante cierto tipo de discursos que buscan deformar el rol que la Universidad ha jugado y juega en la dinámica nacional, es necesario decir lo que siempre ha sido claro: la institución ha participado, ahora y a lo largo de su historia, en reuniones y encuentros con una amplia diversidad de sectores de la sociedad civil para reflexionar sobre los problemas del país y avanzar hacia un horizonte más democrático, de justicia social y pleno respeto a los derechos de todas las salvadoreñas y salvadoreños.

La UCA ha tenido siempre presente que su papel es incidir en la realidad a través de la docencia, la investigación y, especialmente, la proyección social, la cual, de acuerdo al P. Ellacuría, “procura poner a la Universidad en relación directa con las fuerzas y procesos sociales en la línea del deseado cambio social”. El límite de su acción ha sido siempre el respeto a la Constitución y a las leyes del país, y la incidencia en la realidad de un modo estrictamente universitario; en este sentido, la UCA no se involucra en procesos y decisiones de carácter partidario, ni es su papel definir o apoyar candidaturas electorales.

La preocupación por la realidad del país es propia de la proyección social y de la identidad de la Universidad. Esa función institucional siempre ha implicado un alto costo, pues, tal como presagió Ellacuría, “un mundo histórico configurado por antivalores cristianos no podrá menos que ver en esta posición un desafío a sus intereses egoístas. De ahí que la inspiración cristiana pueda llegar a causar, con toda probabilidad, dificultades y persecuciones por parte de quienes no están en favor del cambio social requerido”.

La UCA mantiene incólume su independencia y su compromiso con la verdad, la democracia y los derechos humanos; su inspiración cristiana y la fidelidad a su misión universitaria, que exige la promoción de la libertad plena, la justicia social y la búsqueda del bien común. Los ataques de los que es objeto no hacen más que mostrar la vigencia de ese compromiso y reafirmarlo.

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