En los últimos años, Europa ha estado muy centrada en sí misma. Afanada en superar la crisis económica que sufren buena parte de sus países, casi ha olvidado al resto del mundo. Un ejemplo de esto es que ha recortado a la mitad la ayuda para cooperación internacional. En este contexto, tiene especial significado la visita del presidente de Irlanda, Michael D. Higgins, a México, El Salvador y Costa Rica. En general, Higgins muestra con su gira que Europa puede y debe preocuparse por regiones que están pasando problemas similares o peores a los suyos. Y en particular, con la visita a El Salvador, el Presidente irlandés manifestó su solidaridad con Centroamérica y el especial cariño que tiene a los salvadoreños. No debe pasarse por alto que esta visita oficial es la primera de un presidente europeo en los últimos cinco años y la primera que hace a nuestro suelo un mandatario irlandés en la historia diplomática entre ambas naciones.
En su visita, este hombre, con una larga trayectoria de lucha por la plena validez de los derechos humanos, ha dejado algunas lecciones que conviene recordar. Su principal interés ha sido rendir un tributo a las personas que trabajaron en favor de los derechos humanos, a las víctimas del conflicto armado y a quienes ponen sus esfuerzos en alcanzar una paz fundamentada en la justicia social. Así, rindió homenaje a monseñor Romero visitando su tumba en la catedral; y a los mártires de la UCA, orando ante sus tumbas y recorriendo el Jardín de Rosas, donde fueron asesinados. Además, se reunió con un grupo de familiares de las víctimas de El Mozote, a los que prodigó gestos de profunda ternura y enorme cariño que brotan de la compasión que generó en él la visita al pueblo pocos meses después de ocurrida la masacre y del profundo agradecimiento por lo mucho que eso cambió su vida, tal como él mismo confesó. Visitó también el Monumento a la Memoria y la Verdad para expresar con ese gesto la importancia de la memoria histórica y el recuerdo de las víctimas para la construcción de la paz.
Con todo ello, el presidente Higgins quiso reconocer el valor y empeño del pueblo salvadoreño en la construcción de una sociedad con justicia social; y agradecer al país por el gran impacto que su visita de 1982 tuvo en su vida. Una experiencia que le hizo ver que los derechos humanos no eran algo hermoso en un papel, sino que en su defensa se jugaba la vida de un pueblo. Ese contacto con la realidad salvadoreña durante la guerra civil lo llevó a asumir un compromiso de lucha por los derechos humanos como diputado del Parlamento irlandés y a impulsar acciones a favor de la paz en El Salvador y en Centroamérica. En este sentido, fue acertada la distinción que le otorgó el presidente Funes por sus esfuerzos en la construcción de la paz. La Orden José Matías Delgado tiene en el Presidente irlandés a un meritísimo miembro, y es un justo agradecimiento por todo lo que él hizo en bien de El Salvador y su gente.
Por otra parte, Higgins buscó conocer de primera mano el trabajo que realiza la cooperación irlandesa en pro del desarrollo campesino y de la protección medioambiental, en un encuentro organizado por Trocaire y Christian Aid con sus contrapartes salvadoreñas en el parque Cuscatlán. En el evento, el mandatario se comprometió a seguir cooperando con El Salvador en la construcción de una sociedad con bienestar y justicia social para las mayorías.
A pesar de su relevancia y de las lecciones que dejó, la visita tuvo poca cobertura en los medios de comunicación. Como se trata de un presidente considerado de izquierda, las grandes empresas mediáticas dieron poca importancia a la gira. Los mismos que se rasgan las vestiduras reclamando libertad de expresión y de información, que ven amenazas a su labor en todas partes y todo el tiempo, y que con facilidad se consideran víctimas de violación a sus derechos, se reservan la potestad de censurar la información que dan a la población. Es asombrosa y condenable la pírrica y parcializada cobertura que se le dio a la visita del Presidente irlandés. Ante ese despropósito, la UCA, desde este espacio, agradece al presidente Michael D. Higgins por su visita a El Salvador, por su complicidad con las causas de la liberación, por su apoyo a la plena vigencia de los derechos humanos y de la justicia social, y por su solidaridad y amistad con el pueblo salvadoreño.