Los consejos de Lula

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Más allá de la amistad del mandatario brasileño con nuestro Presidente, la visita de Lula a El Salvador es un éxito diplomático. Lula ha conseguido poner a Brasil en el camino de gran potencia, aunque todavía le quede mucho trabajo por delante. Y lo ha conseguido desde una posición solidaria, desde la lucha por la justicia y desde la preocupación por los pobres. Le queda a Brasil mucha tarea para llegar a una justicia social más clara, pero se ha puesto en camino.

La visita a El Salvador, además del éxito mencionado, tiene también una serie de lecciones para nuestro país. Lula le ha dicho al presidente Funes que tiene que tener paciencia con la oposición y también con su propio partido. Los medios de comunicación han resaltado especialmente esas frases como si fueran exclusivamente un consejo de tipo privado y amistoso que el Presidente de Brasil le da al nuestro. Sin embargo, el consejo del brasileño va mucho más allá de una recomendación para uso privado y personal.

Tener paciencia con la oposición es permanecer siempre abierto al diálogo, incluso en los momentos en que la oposición juega sucio. Es estar abierto a lo que es válido en los rivales políticos, sin reparar en si las posiciones correctas se deben a oportunismo o a ganas de confrontar. Cuando Arena estaba en el poder, por citar un ejemplo, sus diputados ponían dificultades a la ley de acceso a la información pública y transparencia que ha presentado un grupo de instituciones de diferente signo, pero unidas en el afán de fortalecer la democracia. En ese momento, el FMLN, aunque tenía inicialmente otra propuesta similar, daba apoyo a la ley que presentaban estos sectores de la sociedad civil. Hoy, con el FMLN en el poder, la situación es a la inversa: Arena apoya la ley de acceso a la información pública y el FMLN no. En el fondo, los consejos de Lula le vienen a decir a Mauricio Funes, presidente de toda la ciudadanía salvadoreña, que debe estar abierto a las posiciones racionales que provienen de la sociedad civil. Y que, por tanto, debe frenar, aunque parezca ahora coincidir con Arena, la oposición de algunos sectores del poder ejecutivo al proyecto mencionado de ley de acceso a la información.

Tener paciencia con el FMLN significa también mantener el diálogo con el partido que le ha llevado al poder. Unir a un miembro independiente, arraigado en la sociedad civil, admirado por la misma y por las clases medias de El Salvador, con el partido de izquierda que anteriormente fue movimiento guerrillero constituyó la clave del éxito del Frente en las últimas elecciones. Algunas fuerzas dentro del FMLN quisieran reventar esa fórmula y preparar para el futuro una apuesta más radical y más centrada en la línea partidaria tradicional. Lo que Lula en el fondo le está diciendo a Mauricio Funes es que debe preservar esa fórmula, no llegar a rupturas con el Frente, e incluso tratar de convencer al partido de que la única fórmula exitosa y con futuro es precisamente esa alianza con la sociedad civil y con amplios sectores de la clase media salvadoreña, que actúa políticamente sin dependencias ni filiaciones partidistas claras.

Lula lleva casi ocho años en el poder, y ha sido un hombre sabio. Ha tenido presiones de la gran derecha brasileña y de algunos sectores izquierdistas que lo respaldaron originalmente. Ha tenido que sufrir y enfrentar incluso traiciones y actos de corrupción entre su gente de confianza. Sabe de lo que habla. Y con todas las limitaciones que tiene el modelo brasileño, ha sabido enrumbar a este gigante americano que es su país por un camino de desarrollo continuado. Mauricio Funes, con todas las dificultades y la mucha menor abundancia de recursos de nuestro país, tiene la misión de conducir a El Salvador por el camino del desarrollo sostenible, que implica a su vez una profundización en la justicia social.

En el encuentro de los dos mandatarios hemos visto a un hombre de experiencia básicamente exitosa dirigiéndose a alguien que inicia su carrera con intenciones muy parecidas a aquellas con las que empezó Lula. Al final, los consejos que el político brasileño le da a nuestro Presidente nos deben hacer reflexionar a todos. Si tanto la derecha como la izquierda quieren tener futuro, deben pensar con mayor claridad. La derecha tiene que buscar posiciones más democráticas y racionales en su forma de hacer oposición, y la izquierda debe mantener un diálogo sincero y leal con la persona que la llevó al Ejecutivo. Si un grupo actúa mal y otro bien, el futuro será de quien actúe correctamente, pero la esperanza crecerá en El Salvador sólo si los dos partidos mayoritarios trabajan con seriedad y responsabilidad. Si tanto uno como el otro actúan mal, el triunfo político-electoral en la próxima elección presidencial será imprevisible. Cualquiera de ellos podrá ganar las elecciones, pero el futuro, nuestro futuro, podría ser caótico.

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Anónimo
01/03/2010
10:59 am
Es de mucha importancia el saber valorar los logros generados por políticos de otras regiones del globo. Excelente sería si nuestros políticos y dirigentes actuaran de manera mas empatica.
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