El 14 de junio fue localizado el cadáver de Francisco Durán Ayala, estudiante de 30 años de edad de la Universidad Tecnológica. 11 días antes, Durán había sido reportado como desaparecido; no se volvió a saber de él hasta el día en que su cuerpo fue identificado en la colonia Lamatepec de Soyapango. Aunque este asesinato que enluta a otra familia salvadoreña pasará a engrosar la copiosa y creciente lista de víctimas de la violencia, aunque para las autoridades sea un caso más, hay indicios que señalan que la muerte del estudiante no se debió a la violencia común.
Cualquier investigador de mediana capacidad profesional debe incluir en sus líneas de trabajo para esclarecer este caso la problemática ambiental que se vive en el departamento de Cabañas. Francisco Durán Ayala era voluntario en el Comité Ambiental de Cabañas en Defensa del Agua y la Cultura, y desapareció el 3 de junio, poco después de haber pegando afiches en Ilobasco en contra de la empresa minera transnacional Pacific Rim.
De probarse la vinculación entre el asesinato de Durán y su trabajo como activista, este sería el cuarto caso de homicidio relacionado con la lucha por la defensa del medio ambiente en Cabañas. El 18 de junio de 2009 fue asesinado el ambientalista Marcelo Rivera; el 20 de diciembre del mismo año, cayó Ramiro Rivera Gómez; y seis días después murió a balazos Dora Alicia Recinos Sorto, con ocho meses de embarazo. Todas estas personas tenían en común su lucha por la defensa del medio ambiente y su férrea oposición a la explotación minera en Cabañas. ¿No es esto demasiada coincidencia? Pero aún hay más. Comunicadores de Radio Victoria, también del departamento de Cabañas, tienen dos años de estar recibiendo amenazas por acompañar a este sector del pueblo que se opone a la instalación de las empresas mineras transnacionales. Varios de estos comunicadores se han visto obligados a salir del país ante el peligro de muerte y tres de ellos gozan de medidas cautelares a petición de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Las amenazas contra los comunicadores de Radio Victoria han sido reiteradamente denunciadas en el país y en el exterior por instancias que promueven y defienden la libertad de expresión, al igual que la persecución y los asesinatos contra los ambientalistas. Incluso Amnistía Internacional y la Corte Interamericana de Derechos Humanos se han pronunciado sobre estos crímenes, cometidos contra personas que aman su tierra y la defienden frente a poderosas y oscuras fuerzas.
En el otro extremo, y a pesar de las reiteradas denuncias, tenemos la actuación de las autoridades nacionales. De hecho, los cuatro asesinatos de estos ambientalistas tienen en común que no han sido aclarados; por ende, sus autores, tanto materiales como intelectuales, han quedado en la impunidad. Desde Radio YSUCA nos solidarizamos con los familiares de Francisco Durán Ayala y con las personas que de forma pacífica ejercen su derecho a defender los que les parece justo. Y nos unimos a las voces que exigen que la Fiscalía General de la República salga de su letargo e investigue a profundidad estos hechos lamentables. Es urgente que las autoridades, de una vez por todas, le pongan freno a esta ofensiva contra los defensores del medio ambiente que lleva ya más de dos años.