Se definen los apoyos electorales

La noticia de la elección del nuevo obispo de Roma ha eclipsado cualquier otro acontecimiento en el país y en el continente. Que sea el primer latinoamericano en llegar al Vaticano y, además, el primer jesuita, aunado a sus primeros actos que contrarían el protocolo tradicional, ha hecho que el papa acapare toda la atención. En medio de eso, en el país, poco a poco se ha ido disipando la neblina del paisaje electoral; los políticos y demás actores interesados van delineando su apoyo entre los tres candidatos presidenciales con posibilidad de ganar la elección de 2014. Incluso columnistas y periodistas que navegan con bandera de independientes van haciendo públicas sus preferencias electorales. Es el caso, por ejemplo, de un periodista que publica cartas a personajes de la vida nacional sin que los destinatarios puedan responderle en igualdad de condiciones en el diario para el que escribe.

En una columna reciente, el periodista confirmó los señalamientos de muchos de sus detractores. A propósito del uso que se está haciendo dentro y fuera de Venezuela de la figura de Hugo Chávez, termina su escrito alertando sobre el peligro del caudillismo en nuestro país. En concreto, señala que tenemos dos candidatos con pretensiones caudillistas: uno con el carisma necesario para serlo, pero sin maquinaria partidaria que lo respalde; y el otro con una formidable plataforma partidaria, pero sin una gota de carisma, en clara alusión a Antonio Saca y a Salvador Sánchez Cerén, respectivamente. Y aunque el periodista no dice explícitamente el nombre del tercero en justa, deja claro su apoyo al candidato de Arena, alineándose así con los intereses de su patronal y dándole la razón a los que lo acusan de defender una tendencia.

Por otro parte, la renuncia del vicepresidente de Fusades, Miguel Ángel Simán, para trabajar con Norman Quijano como coordinador nacional de la consulta que hará Arena le da nuevos argumentos a quienes señalan críticamente el nexo casi orgánico entre el instituto de pensamiento de los empresarios con el partido de derecha. En realidad, la asociación de Fusades con Arena viene desde los orígenes mismos de la Fundación y aunque no se puede descalificar a ninguna institución por la actuación particular de sus miembros, el nombramiento de Simán alimenta los señalamientos sobre la preferencia electoral y el sesgo partidario de los integrantes de Fusades. En días recientes, ha sido el Presidente de la República quien más categóricamente ha acusado a Fusades de comulgar con los intereses electorales de Arena. Pero también Mauricio Funes participa en el juego de los apoyos, pues ha dado signos que apuntan a que la alianza con Antonio Saca se extenderá a la contienda electoral.

El mandatario ha anunciado que no se quedará de brazos cruzados ante la campaña y que su movimiento exigirá al ganador que mantenga los cambios y los programas iniciados por su Gobierno. Más aún, Funes pidió a la ciudadanía estar atenta a los candidatos que apoyen sus programas sociales y a quienes quieran eliminarlos, para, en definitiva, dar el voto a quien prometa continuidad. Esto cuando Antonio Saca es el candidato que más claramente ha dicho que continuará y profundizará los programas del Gobierno. En esta línea, como una acción para recabar apoyos ha sido interpretada también la visita a Estados Unidos del Director del Instituto Salvadoreño del Seguro Social, quien se reunió con miembros del movimiento Amigos de Mauricio para hablar de la próxima contienda electoral.

Sirvan estos ejemplos para ilustrar la manera en que se va definiendo el escenario político electoral; dejando de lado las apariencias, los actores públicos empiezan a ocupar la trinchera que defenderán de ahora en delante. Además, está cada vez más claro que la disputa será cosa de tres y que la próxima elección será más reñida que las precedentes. La dinámica de la prematura campaña posibilita, entonces, que se transparenten las preferencias de muchos actores que en los discursos se presentan como independientes, pero que poco a poco se van viendo obligados a revelar sin ambages a quién va dirigido su apoyo.