Sensatez

6

La insensatez recorre con frecuencia el ámbito político. Por ello es imprescindible hacer un llamado al sentido común, que en el refrán popular es el menos común de los sentidos. Arena ha sido insensata con ese discurso y propaganda en la que llama incapaces a las actuales autoridades. Al fin y al cabo, el aumento de la pobreza en los últimos años —y con ella, de la diferencia social— ha sido fruto de las administraciones areneras. Y no es muy sensato que quienes armaron el "deschongue" pidan a sus contrincantes que las cosas que ellos dejaron mal tras veinte años en el poder se arreglen en uno.

Las autoridades del actual Gobierno tienen también lo suyo. Todo el show montado en torno a la residencia del ex presidente Calderón Sol demuestra una clara insensatez política. Y ante ello no basta con pedir disculpas. Es importante decir quién tomó esa decisión a todas luces estúpida y deducirle algún tipo de responsabilidad.

A veces la insensatez se repite en Arena y en el FMLN. Hoy día, hay funcionarios que cometen a nivel burocrático tonterías ya realizadas por Arena. A hay que exigirles que, así como Arena corrigió sus errores cuando se les dijeron, corrijan ellos esas insensateces que ahora repiten de nuevo. La burocracia, independientemente de las ideologías, tiende siempre a realizar los mismos errores.

La campaña que trata de desvincular la pobreza de la violencia es bastante insensata. Ninguno de los países que están entre los cincuenta más ricos del mundo tiene los índices de violencia que registran nuestros tres pobres países centroamericanos norteños. El hecho de que haya naciones pobres con poca violencia no desvincula la pobreza de la violencia. Ésta es un fenómeno multicausal, y una de sus causas es ese tipo de pobreza que se da unida a la diferencia escandalosa entre ricos y pobres. Desvincular la pobreza de la violencia solo puede servir para justificar la lentitud en el desarrollo social y acallar la mala conciencia de los ricos y de las clases medias que aspiran a vivir como ricos sin pensar más que en ellos o, al menos, sin tener que hacer sacrificios reales en favor de los más pobres. Y también para justificar políticas de mano dura sin tener que invertir en el desarrollo social como uno de los caminos clave de prevención.

Es como desalojar a los vendedores callejeros. La medida puede ser sensata en sí misma, pero en un país como el nuestro, con más de un 40% de la población económicamente activa en la economía informal, sería insensato tratar de desalojarlos a todos sin tener una política seria de formalización de lo informal y sin brindarles recursos para estabilizarse en algún lugar. Sería insensato que Arena y el FMLN se unieran para desalojar a todos los vendedores de sus alcaldías. Sería mucho más sensato que se unieran para formalizarlos y brindarles lugares adecuados para hacer negocio.

La mano dura no deja de ser insensata también. Hasta la Biblia, en tiempos tan antiguos y diferentes a los nuestros, lo decía con comparaciones un tanto curiosas, a la par que simpáticas. El libro del Eclesiástico en su capítulo 20, versículo 4, dice textualmente: "Como pasión de eunuco (castrado e impotente) por desflorar a una moza virgen, así el que ejecuta la justicia con violencia". Tal vez el miedo a que los comparen con un castrado impotente ayude en nuestro contexto machista a que los partidarios de la mano dura reflexionen un poco más.

Y hablando de la Biblia, ojalá lleguemos a una lectura inteligente de la misma en las Iglesias, y a una educación en valores inspirada tanto en los principios democráticos como en los fundamentales transmitidos por la Palabra de Dios: solidaridad, misericordia, vida, justicia y verdad.

Durante los últimos 50 años, han gobernado el país cuatro de los partidos políticos que componen nuestro espectro partidario. En esas cinco décadas, nunca los homicidios bajaron de 30 por cien mil al año. Durante ese medio siglo, hubo de todo: mano dura, mano blanda, guerra civil, conversaciones de paz y sus acuerdos, leyes para salvadoreños, leyes para suizos, etc. Pero nada de eso cambió la grave situación de violencia. Tampoco en ese lapso de tiempo logramos pasar del subdesarrollo al desarrollo, aunque las clases medias hayan aumentado y mejorado su situación. Alguna razón tiene que haber para que el número de homicidios, expresión máxima de la violencia, se mantenga en niveles desorbitados. Sin duda, uno de los factores es la permanente debilidad de las instituciones y la impunidad que ello conlleva, o la escasa educación formal. Y, de nuevo, es poco sensato desvincular la cultura o la debilidad institucional del fenómeno del subdesarrollo y de la pobreza abandonada a su suerte.

Lo sensato es unirse para estudiar a fondo los problemas y buscar soluciones de largo plazo. Esto no quita que se hagan esfuerzos de corto plazo. Pero hasta ahora, con cortoplacismos permanentes ante nuestros graves problemas, no hemos avanzado mucho. Todos los gobiernos prometen vencer la violencia; y todos los alcaldes, "limpiar" la ciudad de ventas callejeras. Al final, todos fracasan porque no se trabaja en el largo plazo ni se emprende una lucha sistemática y eficaz contra la pobreza y el subdesarrollo. Seamos sensatos y, en vez de pelear tanto, unámonos un poco más.

Lo más visitado
1
Anónimo
21/07/2010
07:06 am
Muy de acuerdo con ustedes
0 0 0