Soluciones integrales

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En el editorial anterior hablábamos de la Fuerza Armada. Y decíamos que el ideal era un Ministro de Defensa civil, pero que bienvenido era el coronel retirado Munguía Payés si su nombramiento significaba un paso hacia esa dirección, hacia la normalidad democrática. Hoy tenemos que decir algo parecido sobre el bono anunciado en favor de las personas de tercera edad.

Desde hace tiempo hemos venido diciendo que es claramente injusto que la gran mayoría de las personas de la tercera edad no tengan pensión. El trabajo y la riqueza producida vienen de todos y todas las salvadoreñas, y la pensión universal, por tanto, es un acto de justicia. El propio FMLN lo prometió a lo largo de la campaña electoral.

Ya antes, en esta casa de estudios se hablaba de una pensión compensatoria para aquellos que no tuvieran pensión y pasaran de 65 años. Esta pensión debería además estar amparada por la ley de pensiones de El Salvador. Hablábamos en particular de una pensión mínima para empezar: 30 dólares mensuales. Eso significaría aproximadamente un gasto extra del Gobierno de 9 millones de dólares al mes. En una primera etapa incluso podía hacerse depender de un impuesto predial, más que necesario en nuestro país. La pensión podría irse subiendo según los resultados económicos del país, o incluso a través de un impuesto a la plusvalía de terrenos y viviendas que aumentan de precio en la medida en que con los impuestos de todos nosotros se construyen mejores carreteras, accesos, etc. Dos impuestos de pura justicia.

Y si no queremos impuestos, nos tocaría a todos los salvadoreños que cotizamos hacer un sacrificio. Elevando la edad de jubilación de los hombres a los 62 años y a 60 la de las mujeres, y poniéndole un pequeño impuesto solidario a nuestra cotización, se podría terminar cobrando la misma pensión que obtenemos en este sistema de jubilación temprana y reunir muy fácilmente una buena cantidad para empezar con la pensión compensatoria para quienes han trabajado, muchas veces para nosotros, y tienen derecho a pensión. Creer que vamos a hacer justicia social sin ningún tipo de sacrificio personal y compromiso solidario y generoso es muchas veces un acto de hipocresía y egoísmo.

El Gobierno, a través del FIS, habla ahora de un bono de 50 dólares al mes para los ancianos de más de 70 años que vivan en los 100 municipios de mayor pobreza en El Salvador. Sobre este tema queremos hacer un par de comentarios.

En primer lugar, no nos oponemos si es una medida de emergencia para combatir la pobreza. Además, la cantidad prometida, aunque no es universal, es más digna que la propuesta por nosotros. Pero desde la óptica de la justicia social hay que decir que la medida es insuficiente. Y es insuficiente, primero, porque no es universal. Segundo, porque es un bono. Y un bono es más una limosna que un acto de justicia. Las pensiones son un acto de justicia; los bonos, un regalo de los Gobiernos —igual que los subsidios— con los que se puede hacer política hipócritamente. De hecho, que en El Salvador se ha hecho política populista de derechas con otro tipo de bonos y subsidios nadie lo puede negar. No sería bueno que ahora, en vez de justicia, fuéramos a tener política populista de izquierdas.

La pensión, repetimos, tiene que ser universal. Y tiene que venir enmarcada en la ley de pensiones. Una ley que hay que mejorar drásticamente, porque al excluir de pensiones a la mayoría de los ciudadanos se vuelve claramente injusta, discriminatoria y violadora del derecho universal a una ancianidad digna.

Si esta medida de dar 50 dólares a los mayores de 70 años es un primer esfuerzo, tendente a universalizar el derecho a pensión, bienvenida sea. Pero incluso esta medida debería ser integrada dentro de la ley de pensiones para dar a las personas favorecidas la seguridad de que no es una limosna temporal, sino la respuesta a un derecho de todas y todos los salvadoreños. En esa misma ley deberían ponerse los plazos para ir integrando al resto de nuestros ancianos y ancianas en el sistema. Y, ciertamente, en algún momento tiene que revisarse el tope de edad. Así como 55 y 60 años es una edad temprana de jubilación, 70 es una edad excesivamente tardía. Si hablamos de solidaridad y justicia, tenemos también que pensar en que todos tenemos los mismos derechos. Y que no es justo que se tengan mayores derechos por el simple hecho de tener más dinero.

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