Tiempo de evaluaciones

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Editorial UCA
28/05/2014

Cuando un Gobierno termina su mandato, se acostumbra hacer evaluaciones. En nuestra tradición, dados los magros avances en materia de desarrollo, la tendencia ha sido magnificar los éxitos, por pequeños que sean, o a negar cualquier acierto. En el caso de Mauricio Funes, por el mal sabor que le dejó a la oposición perder en las urnas, sumado al talante agresivo del mandatario, la tendencia es a denigrarlo casi absolutamente. Por supuesto, él responde que deja un país mucho mejor, que la oligarquía ha sido derrotada y otras frases tan optimistas como poco comprobables.

Hacer evaluaciones equilibradas es tarea de todos, porque El Salvador no avanzará mientras seamos incapaces de reconocernos unos y otros como parte de un mismo colectivo, con aflicciones comunes y necesidad de construir proyectos de realización de conjunto. Si lo que hace el Gobierno, esté quien esté en él, es negativo y solo podemos esperar cosas positivas de la oposición, el camino hacia el desarrollo se vuelve más difícil y las metas que nos propongamos, casi imposibles. Desde estas ideas, y ya comentados en un editorial anterior los resultados de la encuesta de evaluación de la gestión de Mauricio Funes, es oportuno reflexionar por dónde debemos avanzar y qué debemos rechazar en el futuro, a la vez que pasamos revista a algunos de los logros y desaciertos de la actual administración.

El Gobierno saliente deja como herencia una institucionalidad más fuerte. La mediación para lograr una Sala de lo Constitucional independiente, la aprobación de la Ley de Acceso a la Información Pública, el fortalecimiento de la Superintendencia de Competencia, el aumento de atribuciones al Tribunal de Ética Gubernamental son, entre otros, logros que fortalecen la democracia y la participación ciudadana. Sin embargo, a la vez que se avanzaba en estos temas, el Ejecutivo se echaba para atrás en algunas de las medidas tomadas o entraba en confrontación con la misma ley que había propiciado. Y ese vaivén es probablemente una de las debilidades que más críticas han despertado contra el Gobierno de Mauricio Funes.

Su mayor fortaleza ha sido, sin lugar a dudas, la preocupación por lo social, especialmente si lo comparamos con Gobiernos anteriores. Y eso explica la popularidad relativamente alta que conserva Mauricio Funes en las encuestas. Pero eso no oculta, ante una clase media cada vez más crítica, el progresivo y abusivo endeudamiento, el débil crecimiento económico y la carencia de propuestas estratégicas básicas para el desarrollo, como la universalización de la etapa preescolar y del bachillerato junto con un crecimiento fuerte de la equidad educativa, o la creación de un único y universal servicio público de salud y seguridad social. A pesar del discurso social y de algunas realizaciones importantes, han faltado proyectos de largo alcance, bien programados, que enfrenten nuestros graves problemas de desarrollo.

Algunos programas importantes y de hondo calado de justicia social, como el pago de pensión compensatoria a los ancianos de más de 70 años, se han visto paralizados en los últimos meses por la falta de fondos, sin que se revisen los exagerados salarios de los funcionarios de alto nivel. Al final, se ha continuado con el mismo sistema de los Gobiernos anteriores, que estratifica a la población a través de servicios públicos de diferente calidad, avalando así un desarrollo clasista y de doble vía, que premia a unos y margina a otros. Si las críticas pueden ser exageradas y políticamente interesadas en un momento de fin de ciclo gubernamental, sobre todo si se insiste, como hacen algunos, en que este ha sido el peor Gobierno de los últimos años, lo cierto es que en el terreno del desarrollo social se esperaba más de la administración Funes. Haber sido, como en realidad lo es, mejor Gobierno que cualquiera de los cuatro de Arena de cara a una política social más abierta a las necesidades de las mayorías, no le quita responsabilidad respecto a sus serias fallas.

La principal debilidad ha sido la gestión económica. El Gobierno de Funes ha sido incapaz de revertir la tendencia a un endeudamiento no productivo; tendencia que nació y se impulsó en las administraciones de Arena. En la práctica, aun con una política social más abierta a las necesidades de los pobres, ha continuado líneas de endeudamiento vinculadas al gasto ordinario y a medidas populistas, como cierto tipo de subsidios heredados. Los niveles de deuda externa rozan ya límites peligrosos, y el nuevo Gobierno tendrá serias dificultades en los próximos años si no cambia el rumbo e invierte en la producción y productividad del país, especialmente favoreciendo el trabajo de los grandes sectores que tienen severas carencias de empleo decente.

El talante confrontativo y a veces irrespetuoso del presidente Funes es tal vez la impronta que marcará más su futuro inmediato a nivel personal. Sin duda, Jorge Daboub y otros individuos del mismo estilo han sido también agresivos y hasta mentirosos. Pero un Presidente no debe rebajarse a niveles semejantes a los de sus detractores. Inmiscuirse en pleitos abundantes en insultos, en los que él tampoco ha medido sus palabras, y que se prolongarán más allá de su mandato, puede resultar negativo para él. Un poco más de magnanimidad de su parte era deseable.

Recapitulando, podemos calificar al Gobierno del presidente Funes como débil y de transición hacia un Estado social, con avances y retrocesos, muchas veces dentro del mismo tema. Un plan más definido y coherente de desarrollo, mayor claridad de hacia dónde queremos ir, mayor decisión de avanzar hacia la justicia social y enfrentar a fondo los problemas de un sistema de desarrollo y de convivencia clasista y excluyente deberán ser, por necesidad, las prioridades de los herederos de este Gobierno.

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Anónimo
10/06/2014
16:15 pm
la base del desarrollo esta en la educacion. Espero nadie lo discuta, la educacion entendida en calidad de la misma, no mejoro con el ex presidente funes, al contario si la Paes es la medida correcta, la educacion bajo, que se entregaron uniformes y zapatos, nada tiene que ver con educacion, esto lo podria haber hecho el FISL o la secretaria de la familia y dejar al MINED los reecursos para mejorar elevar la calidad de la enseñanza.....Un presidente corrupto no puede ser digno de alagos... y funes al igual que sus antecesores fue corrupto, y ocupo la \" justicia social\" para sus fines...
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Anónimo
29/05/2014
07:20 am
Muchos de los logros que señalan, son de la Asamblea Legislativa, no de la administración Funes.
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Anónimo
28/05/2014
17:20 pm
El análisis es bien balanceado y objetivo. La arrogancia de Funes fue el elixer que neutralizó la arrogancia y prepotencia oligarca. El presidente Obama quiso governar para todos y le ha sido imposible. La prepotencia millonaria en Estados Unidos reina. En cambio Funes, con conciencia o no, se enfrentó a la Oligarquía y gobernó para los más necesitados.
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Anónimo
28/05/2014
15:20 pm
Sobre CORRUPCIÓN, les faltó considerar el SPA en la noticia del FARO, ver link http://www.elfaro.net/es/201405/noticias/15437/
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