Últimos cartuchos

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Editorial UCA
07/02/2014

Los males de los políticos son contagiosos. Salvador Sánchez Cerén tiene fobia al debate, lo que caracterizó a Antonio Saca en 2004. Norman Quijano, por el contrario, necesita energizantes del debate, como lo demandó aquel mismo año Shafick Handal. Los dos candidatos a la segunda vuelta están convencidos de que "caballo que alcanza, gana". Por eso, el aspirante arenero seguirá clamando por el debate y usará su clamor como arma electoral, y el aspirante efemelenista no cederá a las presiones. Por otra parte, la primera vuelta ha dejado la triste constatación de que el deseo de avanzar hacia una democracia participativa poco puede ante la dura realidad del clientelismo político que distingue a los partidos. La campaña demostró una vez más el grado de deterioro del sistema partidario, que no alcanza a canalizar las demandas de la población y las diversas corrientes de pensamiento de la sociedad. La primera vuelta reforzó esa democracia formal en la que algunos grupos y asociaciones tienen más influencia y más poder de decisión que las mismas instituciones políticas. Finalmente, el ejercicio del 2 de febrero, con su elevado nivel abstencionismo, demostró que los partidos en contienda no ofrecen las respuestas que la población espera.

Y esas carencias y torpeza partidarias contrastan con la crisis que se ve en el horizonte, y de la cual no cesan de alertar interesadamente los profetas de la catástrofe. Sin embargo, los indicadores económicos dejan poco lugar a dudas. Desde hace tiempo se viene anunciando la inviabilidad del sistema de pensiones, sobre lo cual ningún candidato ha dicho con certeza y claridad qué hará, por miedo a perder caudal electoral. Las organizaciones ambientalistas han enumerado acertadamente los problemas ecológicos que, de no atenderse, harán más difícil la ya crítica existencia de la mayoría de la población, pero sus advertencias han sido ignoradas por los medios de comunicación y pasadas por alto en la campaña electoral. Y de la situación fiscal del país es difícil decir algo sin caer en el desánimo y el pesimismo.

El nuevo Gobierno, sea del partido que sea, tendrá que contar con la Asamblea Legislativa para que sus propuestas tengan posibilidad real de implementarse. La principal oferta —casi única bandera— de la fórmula arenera en materia de seguridad es inaplicable en el marco jurídico salvadoreño. Además, los problemas del país no los podrá resolver jamás un solo partido. Ahora los candidatos del FMLN y de Arena hablan de un Gobierno de unidad, de amplia participación, para referirse, cabe suponer, a un acuerdo nacional que permita definir las acciones para sortear la crisis inminente. Pero más allá de las palabras, deben tomarse decisiones concretas que evidencien voluntad de concertación. Cualquiera sea el partido que llegue al Gobierno necesitará del opositor para sacar adelante al país. Y necesitará también del apoyo de los diversos sectores de la sociedad. El nuevo gabinete no tendrá la capacidad de hacer propuestas acertadas si se compone de políticos reciclados, de personas que ya tuvieron la oportunidad de aportar soluciones y fracasaron. Lo que hay que poner sobre la mesa no son las alianzas en base a cuotas de poder, sino los problemas del país y un plan serio y concertado para resolverlos.

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Anónimo
12/02/2014
22:20 pm
En caso que se dé el debate, habría que ver si lo que se va a discutir son las mismas propuestas de campaña, pues ahora Norman Quijano está presentando las misma del fmln. Será que ya no tiene nada que ofrecer?
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Anónimo
07/02/2014
15:20 pm
No se si los PARTIDOS POLITICOS, han entendido el mensaje, junto al poder legislativo y el judicial, deben entender el grito de Latinoamerica. lo que se quiere es amplia participacion directa de la poblacion, NO una representacion politica en los asuntos de gobierno.
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