Un Fomilenio II para la gente

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Editorial UCA
14/10/2014

La firma del Fomilenio II, que se utilizará para el desarrollo de la franja costera salvadoreña, es una buena noticia. Y lo será aún más cuando se ejecute y beneficie directamente a la población que vive en esa zona del país, la cual, en su mayoría, está en la pobreza, con escasas oportunidades de desarrollo humano, social y económico. Pese a todo, estos salvadoreños han demostrado creatividad y capacidad para sacar adelante distintas iniciativas que les han permitido sobrevivir. Así, a partir de su propio esfuerzo, sin ningún apoyo externo, han realizado con éxito emprendimientos turísticos y de piscicultura, por ejemplo, que no deben ser dejados a un lado, sino apoyados y fortalecidos.

Sin embargo, cuando las autoridades salvadoreñas y estadounidenses hablan de los beneficios del Fomilenio II, trasluce una concepción de desarrollo que no toma en cuenta las capacidades productivas locales de las comunidades del litoral. El énfasis que hacen es que con el Fomilenio II El Salvador estará abierto a los capitales extranjeros, será un buen lugar para hacer negocios, se removerán los obstáculos para la inversión. Eso es preocupante, porque no se hace ninguna referencia a que los fondos fortalecerán las iniciativas productivas de las comunidades, a fin de fomentar el desarrollo local a partir del potencial que ya tiene la población que vive en la zona. Parece que de nuevo se impone una concepción de desarrollo limitada al crecimiento económico, a la construcción de enclaves turísticos, a la instalación de grandes empresas que ofrezcan productos y servicios de exportación para el mercado internacional, aprovechándose de la mano de obra barata y sin cualificar de nuestro país.

Esta concepción de desarrollo, que ha prevalecido desde hace muchos años y que permanece anclada en la mentalidad de las clases dirigentes, tanto de derecha como de izquierda, no ha logrado impulsar el crecimiento económico ni el desarrollo humano y social de la población salvadoreña. Por el contrario, solo ha producido el enriquecimiento de pequeñas élites de nuestra sociedad, dejando en la cuneta de la pobreza y la exclusión a la mayoría. No se puede seguir cometiendo el mismo error; el Fomilenio II no debe implementarse con base en esa idea fracasada. Debe cambiarse la concepción desarrollista y modernizante por una que busque verdaderamente el bienestar de la gente, la respuesta a sus demandas y que promueva que la población construya su futuro realizando los proyectos de vida que desea.

Se afirma que el Fomilenio II busca reducir la pobreza y la desigualdad, en particular la desigualdad de género. Pero eso no se logrará si no se toma en cuenta la cultura y el saber hacer de las comunidades. Por ejemplo, es más favorable que se promueva la pesca artesanal que la industrial: la primera permitiría que mucha más gente se dedicara y viviera de la actividad sin degradar el medioambiente, mientras que la segunda no incrementaría los empleos y supondría un grave peligro para la flora y fauna marítima. Asimismo con las inversiones turísticas. Es más beneficioso promover pequeños emprendimientos de ecoturismo y turismo comunitario, que requieren de inversiones al alcance de la población, y no enormes proyectos hoteleros, que al necesitar de grandes extensiones de tierra podrían entrar en conflicto con las comunidades y solo proveerían empleos no cualificados.

Un estudio preliminar sobre el Fomilenio II, realizado por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, señala los peligros medioambientales que podría conllevar la implementación de grandes proyectos turísticos y productivos. Destrucción de manglares, mayor contaminación y pérdida de los criaderos naturales de peces y de la biodiversidad son algunos de los posibles impactos de un desarrollo no amigable con el medioambiente. A largo plazo, esto agravaría la degradación ambiental y la vulnerabilidad de la franja costera, algo que tendría un efecto opuesto al que se pretende, porque se traduciría en más empobrecimiento e inseguridad.

Por tanto, es crucial que el Fomilenio II se ejecute desde un modelo de desarrollo que beneficie a la gente que habita en las zonas costeras; consolide y potencie sus emprendimientos y capacidades; fomente una oferta de servicios y productos más variada y de mejor calidad; proteja los ecosistemas con acciones de saneamiento y ordenamiento; cree infraestructuras que permitan el crecimiento de la productividad y la mejora de la conectividad con otros territorios del país; e invierta en servicios sociales de los que actualmente carecen los habitantes del litoral. Solo así Fomilenio II podrá ser un proyecto para la gente.

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Anónimo
21/02/2018
16:23 pm
quiero saber cuantas personas son beneficiadas en todo estos municipios
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Anónimo
16/10/2014
07:35 am
La creación de hoteles y burdeles en la zona costera no es desarrollo.
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