Vacunarse no es suficiente

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Editorial UCA
29/09/2021

De acuerdo a la información oficial del Gobierno, el número de personas contagiadas de covid-19 ha crecido sin parar desde que se registraron 125 nuevos casos el 7 de mayo. En un período de 134 días, se han casi triplicado los contagios (349 el 18 de septiembre pasado) La misma tendencia siguen los fallecimientos, que han pasando de un promedio de 4 diarios en mayo a 12 en las dos últimas semanas de septiembre. Aunque se pretenda justificar esta situación con la aparición de nuevas cepas más contagiosas y letales, hay que volver la vista hacia la irresponsabilidad tanto gubernamental como de un sector de la población ante la pandemia.

A diferencia de cuando se dieron las más altas cifras de contagios y de fallecidos en julio y agosto de 2020, o incluso en la segunda ola, que tuvo lugar en enero de este año, ahora más del 50% de la población ha recibido ya dos dosis de alguna de las vacunas, lo que disminuye de forma importante las posibilidad de contagio. Si a pesar de esto el virus se sigue extendiendo tan ampliamente, no queda más que concluir que se han relajado excesivamente las medidas de prevención. Como ya lo mostraron los científicos de la Universidad Francisco Gavidia, autorizar la presencia de público en los estadios de futbol, en especial el permiso de aforo completo en el estadio Cuscatlán en los juegos de la selección nacional contra Honduras y Estados Unidos, fue un grave error.

Pero no solo en los estadios existe alto riesgo de contagio; también en el transporte colectivo, en el que la población no tiene más alternativa que viajar hacinada. Además, en los restaurantes, comedores y bares no se están respetando los requisitos de distanciamiento físico y ventilación, fundamentales para evitar los contagios dado que en estos lugares es necesario quitarse la mascarilla para ingerir alimentos y bebidas. En El Salvador se aplicaron medidas excesivamente estrictas cuando aún no se había detectado un solo enfermo de covid-19; medidas que tuvieron un alto costo para la economía nacional y familiar. Paradójicamente, con las cifras en constante crecimiento, hoy el Gobierno ha optado por una estrategia de dejar hacer, dejar pasar, sin exigir las medidas preventivas requeridas para controlar la situación.

Ante este panorama, es obligatorio hacer un llamado a la responsabilidad, tanto de la población como del Gobierno, para que se tomen en serio y se apliquen los protocolos de bioseguridad. Usar mascarilla, mantener la distancia física y mantener ventilados los espacios cerrados es tan importante y necesario como vacunarse. No pocos han caído en el error de pensar que la vacuna les evitará contagiarse, y que por ello pueden dejar de usar la mascarilla y asistir a lugares de gran concentración de personas. La evidencia médica y científica muestra que no es así: las vacunas no evitan contagiarse ni impiden terminar hospitalizado o fallecer. La responsabilidad personal y comunitaria sigue siendo imprescindible para frenar el covid.

El Gobierno es el principal responsable de salvaguardar la vida de la población. Ante una ola tan fuerte de contagios, debe tomar medidas que impidan, o al menos dificulten, la transmisión del virus entre la población. Hacer que se respeten las medidas de prevención y exigir el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad; poner en circulación más unidades de transporte colectivo para evitar el hacinamiento; limitar el aforo en estadios, comedores, discotecas, bares y lugares de mayor riesgo;y restringir las actividades de ocio social nocturno son algunas de las acciones que el Gobierno debería implementar para controlar la epidemia. La apuesta por la vacunación, aunque necesaria, no es suficiente, y de ello dan fe los hospitales y el personal de salud.

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