El acceso al agua tiene un vínculo indudable con la calidad de vida de las personas. En el país, a pesar de que se han dado pasos para llevar agua a más comunidades, existe una deuda histórica en este tema que profundiza la desigualdad. Así lo señalaron las tres investigadoras que participaron en el foro “Acceso al agua y calidad de vida”, organizado por el Departamento de Economía.
Carolina Molina, coordinadora del programa “El Salvador, cómo vamos”, expuso que, según la encuesta sobre calidad de vida que realiza su organización anualmente, en San Salvador el porcentaje global de acceso al agua por cañería era del 96% en 2021. Sin embargo, los porcentajes generales esconden desigualdades: aunque se cuenta con la infraestructura, el servicio de agua no es continuo.
Por su parte, Meraris López, docente e investigadora del Departamento de Economía, hizo énfasis en la cantidad y la calidad del recurso. López aseguró que, según datos oficiales, en el país hay 50 años de degradación sistemática de los recursos hídricos. Entre 2002 y 2022, la disponibilidad de agua disminuyó un 3%, de acuerdo con la Política Nacional para la Gestión Integral del Recurso Hídrico.
Para profundizar en esta problemática, está en marcha una investigación sobre el acceso al agua de calidad, de la cual ya se presentaron los primeros resultados cuantitativos, obtenidos a través de una encuesta aplicada por el Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop). En los datos que arroja el sondeo, explicó Molina, se evidencia que “hay desigualdades importantes, específicamente en el abastecimiento de ANDA para los hogares rurales. Solamente 18 de cada 100 hogares rurales con acceso al agua están siendo abastecidos por ANDA, mientras que el 50% lo hace por medio de juntas de agua”.
Lorena Cuéllar, economista feminista, docente e investigadora, quien también forma parte del equipo que indaga sobre el acceso al agua de calidad, explicó que estas desigualdades afectan no solo a ciertos sectores geográficos, sino también a las mujeres en general, que son quienes suelen estar a cargo de las tareas de cuido (limpieza y cocina, por ejemplo).
Roberto Góchez, jefe del Departamento de Economía, destacó la necesidad de abrir, desde la academia, espacios de discusión y de investigación de esta temática que aqueja al país. “Si bien intuitivamente podemos tener idea de que la calidad del agua en El Salvador es un problema, es importante que se sistematice la problemática, para conocer sus diferentes aristas”, afirmó.