A las seis de la tarde del 16 de noviembre, la comunidad universitaria se dio cita en el Auditorio “Ignacio Ellacuría” para conmemorar con una misa el vigésimo séptimo aniversario de los mártires de la UCA.
La celebración fue presidida por monseñor William Iraheta, obispo de la diócesis de Santiago de María, Usulután. En su mensaje, el obispo compartió algunas anécdotas de Ignacio Martín-Baró, quien fue su párroco. Y enfatizó que el legado de los ocho mártires sigue dando frutos. “Al verlos a ustedes acá, pienso que quienes quisieron deshacer este trabajo, esta vida, no lo lograron. Aquí estamos, continúa esta obra, por eso esta celebración es una acción de gracias”.
Además, invitó a todos los presentes a trabajar por los más necesitados. “Hay que estar en el corazón de los más sencillos. Ellos nos dicen qué hacer, los sencillos nos indican cuál es la tarea pendiente, siempre […]. El martirio que recibieron nuestros hermanos es el punto de llegada de una vida puesta al servicio de los más necesitados […]. Así como aquel fue el momento de entrega para ellos, hoy, en las nuevas condiciones del país, es el momento de continuar nuestra entrega personal a ejemplo de los profetas”.
Concluida la homilía, miembros de diversas instancias de la Universidad participaron en las ofrendas, entregando en el altar objetos simbólicos y representativos. Al finalizar la misa, Andreu Oliva, rector, agradeció la presencia y el acompañamiento de todos los participantes. Asimismo, animó a que “la vida de nuestros mártires siga dando vida a nuestro trabajo, a nuestra vida cristiana y a la UCA”.