Aislado

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Editorial UCA
07/05/2021

La destitución de los miembros de la Sala de lo Constitucional y del Fiscal General de la República ha terminado de retratar a un Gobierno que de forma progresiva ha venido sembrando dudas en la comunidad internacional. Para defender lo hecho, se contrapone a la condena prácticamente unánime en el exterior, la aprobación mayoritaria del pueblo salvadoreño. Pero este argumento es insuficiente, porque la política exterior de un país es inseparable de sus políticas internas. Es más, uno de los objetivos primordiales de la primera es buscar la aceptación de la comunidad internacional a las segundas. El problema radica en que los esfuerzos del Gobierno privilegian mantener y reforzar la popularidad del presidente por sobre las relaciones internacionales de la nación, sin reparar en que lo que se hace adentro tiene repercusiones afuera.

La maquinaria propagandística y el discurso mesiánico de Nayib Bukele tienen efectos innegables al interior de El Salvador, pero no en el mundo diplomático. Calificar al presidente como el “más cool”, el mejor evaluado, el que construye el hospital más grande de la región es infructuoso a nivel internacional. Lejos de acertar, el Gobierno se boicotea a sí mismo. En su atropellada reunión con gran parte del cuerpo diplomático acreditado en el país, que se transmitió por cadena nacional sin el consentimiento de los invitados, Bukele demostró que lo aprobado por los diputados se decidió y construyó en Casa Presidencial. Quedó en evidencia que el concepto de democracia que él aplica no tiene nada que ver con la división e independencia de poderes.

El mandatario usó a los diplomáticos para contar a los salvadoreños su versión de lo sucedido. Ciertamente, el electorado le dio la llave a la bancada cian para elegir a los responsables de las instituciones de control del Estado, pero no para que lo hiciera de la manera de siempre: eligiendo solo a personas afines al Gobierno. Distinto hubiese sido que los diputados oficialistas eligieran a los funcionarios con base en capacidad, independencia y trayectoria ética. “Huyan del país donde uno solo ejerce los poderes, porque es un país de esclavos”, dijo Simón Bolívar. Gran parte de la población está tan encandilada con el incendio presidencial que no vislumbra que las llamas, al final, quemarán a todos. Los halagos y aplausos que Nayib Bukele paga para sí mismo no compensarán de ningún modo el aislamiento internacional al que ha llevado a su Gobierno.

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Oscar1123269458
08/05/2021
16:21 pm
Soy un esclavo vacunado, con bolsas de alimentos y sin muertos de parte de la poli.
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Chelegil@gmail.com
07/05/2021
20:10 pm
La dictadura ya esta aquí en este íngrimo país pues la Asamblea obedeciendo las órdenes del dictador Bukele de un plumazo barrió con la Sala de lo Constitucional y con el Fiscal Raul Melara. Ahora el dictadorzuelo tiene en sus manos el poder total y hará lo que su enfermiza cabezota disponga. Se esperaban esos desafueros pero no tan pronto. A los afectados no se les dio tiempo ni de respirar y ahora mejor han puesto sus renuncias porque prefieren no pelear con un loco y locos porque llevan las de perder. Los que siguen en la lista de suprimirlos son los Magistrados del Tribunal Supremo Electoral, los Magistrados de la Corte de Cuentas y los Procuradores de quienes dice el dictadorzuelo que solo sirven para estorbar su mesiánica labor. La mitad de los votantes incultos e ignorantes están celebrando con mucha alegría las locuras de los nuevos diputados pero no van a pasar de allí porque la otra mitad de votantes muy pronto va a parar en seco tantos desmanes.
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Nabil
07/05/2021
17:36 pm
La historia reciente ha demostrado que el autoritarismo de estado sea ésta disfrazada de democracia y para el bien del pueblo más pobre. Conduce irremediablemente al sufrimiento, al hambre y la miseria del pueblo que dicen defender éstos dictadores. Lamentablemente Venezuela y Nicaragua son ejemplos ciertos y muy cercanos sobre los cantos de sirena mesiánicos para una población sin educación, sin formación política y con muchas necesidades. Pueblo que es fácil de aprovechar y explotar para el beneficio de unos pocos.
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