Ne nawat shuchikisa: el náhuat florece

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Margarita Moreno
12/08/2018
Algunas de las sesiones del curso se convierten en espacios para compartir con nahuahablantes (Foto: Escuela de Idiomas).

 

En el estudio Vitalidad y peligro de desaparición de las lenguas, elaborado por un grupo de expertos convocado por la Unesco en 2003, se definen los grados de amenaza o peligro que puede enfrentar una lengua: no corre peligro (grado 5), vulnerable (4), claramente en peligro o amenazada (3), seriamente en peligro o amenazada (2), en situación crítica (1) y extinta (0).

Estos grados fueron retomados en la tercera edición del Atlas de las lenguas del mundo en peligro de la Unesco, publicado en 2010. En esta publicación, para el caso salvadoreño, se identificó a la lengua pipil (o náhuat) en el grado 1; es decir, en situación crítica, con un número muy reducido de hablantes y en su mayoría ancianos. Si el náhuat se extingue, El Salvador sería el primer país monolingüe de Centroamérica y uno de los primeros en América Latina.

Sin embargo, aunque la lengua se encuentra en una situación de alta vulnerabilidad, en el Atlas se afirma que hay “esperanzas de revitalizarla”. Incluso algunos expertos consideran que en los últimos años el náhuat ha alcanzado el grado 3.

Esa luz al final del túnel es obra del esfuerzo de una serie de colectivos, académicos, comunidades y particulares interesados en el idioma. Entre estas iniciativas se encuentra el Colectivo Tzunhejekat, que trabaja los temas de revitalización lingüística y dignificación del hablante nativo.

Para Werner Hérnandez, miembro del Colectivo y docente del curso de náhuat que imparte la Escuela de Idiomas, la experiencia de revitalización está dando frutos y, de resultar exitosa, podría ser una referente importante en la región.

En El Salvador, trabajar por la revitalización de la lengua nativa no es fácil. Un ejemplo es el caso mismo de Hernández, quien para aprender el idioma e iniciarse activamente en la causa tuvo que viajar hasta las comunidades de nahuahablantes, específicamente a dos municipios referentes del náhuat: Santo Domingo de Guzmán y Cuisnahuat, ambos ubicados en Sonsonate.

A Witzapan (Santo Domingo de Guzmán), Hernández viajó todos los viernes, semana tras semana, durante seis años (de 2001 a 2006). La persona que lo guio para poder compartir con la comunidad de nahuahablantes fue Genaro Ramírez Vásquez, “el activista más importante del náhuat”, de acuerdo a Hernández. Ramírez falleció el año pasado y ha sido el único indígena en ocupar el cargo de director de la Casa de la Cultural de Witzapan.

La segunda etapa de formación en náhuat la tuvo en 2008, en Cuisnahuat. Su maestro en esa ocasión fue Eugenio Valencia, con quien tomaba clases un día a la semana. “Él me enseñó a hablar náhuat de un forma más atlética. Mis bases se las agradezco a don Genaro y mi habilidad, a don Eugenio. Así aprendí”, cuenta.

Actualmente, se calcula que hay entre 200 y 300 hablantes del náhuat, a diferencia, por ejemplo, del náhuatl (que se habla en México), que tiene miles. Es muy común confundir el náhuat con náhuatl. Explica Hernández: “Es como el caso del portugués y el español. Unas palabras las compartimos, hay un mismo origen lingüístico, pero son idiomas diferentes”.

En 1932, el náhuat sufrió un golpe que prácticamente lo dejó al borde de la muerte: el genocidio de miles de campesinos indígenas. Ese terrible hecho también es considerado un lingüicidio, pues fueron asesinados miles de nahuahablantes. Pero, según Hernández, el deterioro del náhuat se remonta a años antes de esta masacre. “Una lengua es un abstracto, en donde influyen factores psicológicos, sociales y económicos. Hablar náhuat no era una categoría de distinción, hasta era una desventaja, pues era la lengua de un grupo dominado y venido a menos. Se hablaba solo en ciertos núcleos. No había un uso amplio”.

El declive del náhuat en los siguientes años se alimentó de la pasividad e indiferencia ciudadanas. Una actitud que pasa por alto los rasgos de la filosofía náhuat que forman parte de la idiosincrasia salvadoreña. Al respecto, se pueden mencionar tradiciones como el Día de la Cruz, que era la entrada del invierno para los pipiles, o palabras y expresiones comúnmente utilizadas que tienen sus raíces en el náhuat.

En la actualidad, una de las principales amenazas que enfrenta el náhuat es la vejez y sus males, particularmente el alzheimer que padecen algunos nahuahablantes, pues provoca desorden en el habla. Ante este panorama, se vuelve urgente recopilar, crear métodos de enseñanza y espacios de aprendizaje del idioma para que no muera junto con sus hablantes.

A este esfuerzo se sumó la Universidad en octubre de 2016, cuando la Escuela de Idiomas impartió por primera vez el curso de náhuat. “Tenemos un gran compromiso en contribuir al rescate y recuperación de la lengua, que ha caído en el olvido y el desuso por tantas circunstancias. El náhuat es una lengua hermosa y es clave para nuestra cultura e identidad. Esto es innegable, pero no todos lo reconocen”, explica Marisol Alvarenga, directora de la Escuela.

El curso, en el que han participado hasta la fecha 39 personas, es impartido por un grupo de cuatro docentes con amplia experiencia y años de trabajo en el idioma: tres maestros son miembros del Colectivo Tzunhejekat y el cuarto es un estudiante de Arqueología. El programa consta de seis niveles y cada uno se desarrolla en ocho semanas (siete de clases y la última de evaluación). El curso le permite al estudiante formarse a un nivel básico en la lengua y adquirir las herramientas para luego continuar formándose por su propia cuenta.

Clase del curso de náhuat impartido en la UCA (Foto: Escuela de Idiomas).

A lo largo de los años, han existido muchas iniciativas de recopilación de vocabulario e historias a través de los nahuahablantes. De acuerdo a la directora de la Escuela, “la experiencia de la UCA consiste en ordenar y sistematizar estrategias didácticas que les permitan a los estudiantes que no han tenido ningún contacto con el idioma aprenderlo de una forma correcta, entendiendo todo lo que hay detrás de cada lección y lo que implica a nivel cultural y de identidad. Esto es lo que lo hace distinto de otras experiencias. El contacto con las comunidades es una riqueza, pero plantear el aprendizaje del idioma con estrategias metodologías adecuadas es lo valioso de este esfuerzo en la Universidad”.

Para Hernández, la enseñanza del náhuat en la UCA “converge con la visión jesuita, porque se trata de favorecer al que está desfavorecido [la comunidad de nahuahablantes]”. “Por esto, impartir el curso en este campus es mucho más significativo”, valora.

Vincular el aprendizaje del náhuat con su aspecto identitario y cultural, explica Hernández, “es el camino que lleva a reconocer la lengua como una forma de pensamiento”. El náhuat implica una filosofía que promueve aspectos fundamentales para la construcción de un modelo sostenible de sociedad; por ejemplo, la igualdad (en la lengua, no hay género). Además, enseña a pensar en el grupo, no en lo individual, y privilegia siempre al que tiene menos.

El camino para la revitalización del náhuat es una carrera contra el tiempo en el que aún quedan muchos obstáculos y estigmas que superar. La Escuela de Idiomas trabaja por crear nuevos espacios y dinámicas para que la comunidad universitaria entre en contacto con el idioma de una manera más interactiva (foros, festivales, etc.).

“Nejnemi”, traducido directamente al español, significa “caminar”. Pero en náhuat la idea de caminar se entiende como repetir la existencia: donde una persona camina, allí va repitiendo su presencia. Rescatar el náhuat, a través de la academia y desde la enseñanza de la lengua, es repetir la existencia de aquellos nahuahablantes que resistieron y resisten; es repetir su presencia en los salones de clase con cada palabra en náhuat pronunciada y con cada lección aprendida. Caminar juntos hasta que el náhuat florezca es el reto.

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Anónimo
13/09/2018
04:09 am
Que bonito esta este reportaje, felicidades a quienes aprender el Náhuat. Me alegra que aun usamos esas palabras. La lectura de este artículo me ha dado varios elementos, voy a seguir usando las palabras chacalin, pepenadores y camanances y los más importante su origen y lo que representan. Gracias
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Anónimo
24/08/2018
11:48 am
Me parece muy Buena iniciativa no permitir que desaparezca esta lengua, en Guatemala Solola, por ejemplo la poblacion de habla Quiche y Cakchikel es mayor que la de habla español. Ojala nuestras raices no se pierdan, y sigamos recordando lo importante q es nuestra cultura.
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