1965-2016: historia académica

La UCA, como universidad jesuita de inspiración cristiana, busca expresar en excelencia académica su compromiso con el desarrollo del conocimiento y con la dimensión social del mismo, alimentando en los alumnos el afán de saber y facilitando el discernimiento de cómo usar, de un modo responsable y ético, los conocimientos en un mundo globalizado. Una búsqueda que inició en 1965.

En el año de su fundación, hace 50 años, la Universidad encargó a dos expertos la elaboración de un estudio que orientara la elección de las primeras carreras a servir, resultando favorecidas las licenciaturas en Economía y en Administración de Empresas, y las ingenierías Eléctrica Industrial, Mecánica Industrial y Química Industrial. Así, en 1966, se fundaron las facultades de Ciencias Económicas y de Ingeniería Industrial.

Tres años después, en 1969, se creó la Facultad de Ciencias del Hombre y de la Naturaleza, con las carreras de Filosofía, Letras y Psicología. Se eligió este nombre para la Facultad con la idea de sugerir la necesaria vinculación entre ambos tipos de ciencia y la interdisciplinariedad básica de todo saber científico.

Varios objetivos estaban detrás de la fundación de la Facultad. En primer lugar, integrar en los programas de estudio de todas las carreras mayor contenido humanístico y humanizante, con miras a una formación más integral de los educandos. Por otra parte, aportar formación universitaria para seminaristas y estudiantes jesuitas. Finalmente, aprovechar el talento y conocimiento de los nuevos académicos jesuitas que se incorporaban a la Universidad, cuya especialidad estaba justamente en esas disciplinas.

En 1972, tras la primera revisión de los programas de estudio de la Facultad de Ingeniería Industrial, se vio la necesidad de ofrecer carreras puras. En 1973 se rediseñaron las existentes para dar lugar a las ingenierías Eléctrica, Industrial, Mecánica y Química. Además, se creó la Ingeniería Civil.

Ese mismo año se dio un paso trascendental, cuyos ecos llegan hasta el día de hoy: se determinó que las mallas curriculares de todas las carreras debían cumplir con cuatro criterios generales. A saber: (a) un fuerte componente de educación general orientado a poner las bases de capacidad lógica, cultura integral y motivación de servicio al pueblo salvadoreño y centroamericano; (b) un núcleo común de materias científicas básicas, evitando en lo posible innecesarias repeticiones en los contenidos específicos; (c) un núcleo de materias propias de la carrera, imprescindibles para la excelencia técnica en la misma; y (d) un número de materias electivas que permitiera a los estudiantes adaptar flexiblemente sus programas individuales a los particulares intereses, pudiendo, idealmente, perseguir un mayor grado de especialización en su propia carrera, adquirir competencias en una segunda o incrementar las bases de cultura general.

Actualmente, la UCA ofrece 24 carreras de pregrado, distribuidas en tres facultades: Ciencias Económicas y Empresariales, Ingeniería y Arquitectura, y Ciencias Sociales y Humanidades. Además, 13 maestrías y dos doctorados; de estos programas, cinco se imparten en modalidad semipresencial y tres gozan de doble titulación: UCA-Universidad Don Bosco.

La Universidad siempre ha aspirado a formar profesionales competentes, con conciencia crítica y que actúen como ciudadanos responsables, resume Mauricio Trejo, director de Gestión Curricular. “No se trata de que los estudiantes sepan hacer cosas, sino que sepan desarrollar procesos de pensamiento superiores que les ayuden a saber descubrir cuáles son los problemas que tienen que resolver como profesionales”, explica. En ese marco, enfatiza la necesidad de “continuar desarrollando currículos de calidad, innovadores y flexibles; y de implementar más procesos de evaluación y mejora continua”.

A partir de este año, se trabajará en dar un enfoque multidisciplinario a todos los planes de estudio. “La idea es crear un eje de formación integral y multidisciplinario que permita que las asignaturas no sean puramente técnicas, sino que ayuden a los jóvenes a desarrollar criterios de análisis, que aprendan a leer la realidad de una manera más humana”. Y señala que se espera “incorporar a todos los planes materias como Ética, Realidad Nacional, Filosofía, entre otras”.

(Buena parte de las referencias y datos de esta nota han sido tomados del libro La Universidad para el cambio social, de Román Mayorga Quirós.)