Dos vidas dedicadas al cambio

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Rocío Fuentes
13/03/2008

Durante los doce años de conflicto armado, en el país reinaron la violencia, los asesinatos y las injusticias. Pero en esa realidad tan devastadora surgieron dos personajes emblemáticos en la lucha por los derechos humanos: el padre Rutilio Grande y monseñor Óscar Arnulfo Romero, cuyos legados de servicio son ahora recordados en la UCA. 

El padre Rutilio Grande fue asesinado el 12 de marzo de 1977. Él iba camino a El Paisnal, la tierra donde nació y evangelizó por mucho tiempo, cuando lo acribillaron. La razón: denunciar las injusticias cometidas contra el pueblo y luchar siempre por proteger la dignidad de los campesinos.

Años más tarde, el 24 de marzo de 1980, monseñor Óscar Arnulfo Romero fue asesinado mientras celebraba una misa en la capilla del Hospital La Divina Providencia. Romero fue un defensor incansable de los pobres hasta el día de su muerte, y denunció siempre en sus homilías los atropellos cometidos en contra del pueblo salvadoreño.

Ambos sacerdotes se conocieron en el seminario de la parroquia San José de la Montaña, y monseñor Romero quería al padre Rutilio como a un hermano, según relata el P. Eduardo Valdés, director del Centro Monseñor Romero. De hecho, luego del asesinato de Grande, Romero, quien en ese entonces era Arzobispo de San Salvador, se negó a asistir a los actos oficiales del Gobierno hasta que se encontrara al culpable del asesinato de su gran amigo y confidente.

Los ideales de estos dos mártires animan y concuerdan con la misión de la UCA: promover el cambio social a partir de la inspiración cristiana. Y es por eso que el XXXI aniversario de la muerte del "padre Tilo", como era llamado con cariño Rutilio Grande, y el XXVIII del asesinato de Mons. Romero no podían pasar desapercibidos para la comunidad universitaria. Varias actividades se llevaron a cabo para conmemorar estas fechas especiales.

Homenaje fotográfico "Mujeres defensoras de los derechos humanos"

Hasta el 31 de marzo, en el Centro Monseñor Romero (CMR), estará abierta una exposición de fotos que retratan la vida de dos mujeres ejemplares: María Julia Hernández y Rufina Amaya.

María Julia Hernández, filósofa y Doctora Honoris Causa en Derechos Humanos, trabajó desde 1982 como directora de Tutela Legal del Arzobispado. En su labor, investigó, documentó y abrió procesos judiciales contra los responsables de las masacres de El Mozote, el río Sumpul y La Quesera, y de otros hechos atroces de la guerra civil.

Rufina Amaya fue la única sobreviviente de la masacre de El Mozote, en la cual perdió a su esposo y a cuatro de sus hijos. "Todas las personas que escuchaban a Rufina Amaya se sentían conmovidas. Ella no teorizaba; ella contaba su experiencia con un enorme esfuerzo por que la verdad no se perdiera, pero no como venganza, sino para que no se repitiera", expresa el P. Valdés.

Aunque las dos fallecieron en 2007, su legado ha permitido que hoy en día muchos sean conscientes de los abusos que se cometieron durante la guerra. Por esto, el CMR realiza este homenaje fotográfico, en el que se muestran imágenes de las distintas facetas de ambas mujeres.

Proyección de documentales y misa

El martes 11 de marzo, a partir de las 5 de la tarde, en la capilla de la Universidad, se presentaron los documentales Rutilio Grande. Una vida consagrada al cambio y El camino, El Paisnal y la cruz, producciones de Audiovisuales UCA que narran la vida y obra del P. Rutilio a través de testimonios de personas cercanas a él. Luego, alrededor de las 5:30 p.m., se dio inicio a un acto religioso.

El 12 de marzo, las actividades conmemorativas se trasladaron a El Paisnal, donde las comunidades realizaron actos culturales y religiosos en memoria de Grande. Este año, la UCA colaboró en la realización de un mural conmemorativo en la parroquia de la comunidad.

Peña cultural

El trío Quinan, el artista mexicano Ariosto Montesinos, el cantautor salvadoreño Manuel Contreras y el grupo Ensamble de la UCA se presentaron en el bosque de Arquitectura, a las 12:20 de la tarde, el jueves 13 de marzo. El objetivo de la actividad, según Mario Trejo, coordinador de la Pastoral Universitaria, fue hacer presentes en la memoria histórica de los jóvenes las figuras de monseñor Romero y Rutilio Grande. La Pastoral, junto al Centro Cultural, fue una de las unidades organizadoras del evento.

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